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Se estima que el 90% de los startups fracasa en los tres primeros años, mayormente por construirse sobre ideas y productos que nadie quiere o que nadie está dispuesto a pagar por ellos. Es decir, un esfuerzo de recursos y capacidades humanas que se dilapida por no tener las herramientas apropiadas para un desarrollo seguro de la empresa.

Tomás Volonté y Damián Sánchez son dos argentinos co-fundadores de Novolabs, una agencia creada desde España en 2019 que se dedicó durante cuatro años a prestar servicios de desarrollo y asesoría a emprendedores en fases tempranas. Pero, en 2023, decidieron volcar su experiencia a enseñar las herramientas para evitar todos los errores que llevan a la muerte temprana de una start up.

Automatizando toda su experiencia, con saber teórico y el práctico de múltiples emprendimientos propios, sumado al de otros mentores reconocidos por haber lanzado y vendido sus propias empresas, fue que hicieron de Novolabs, la primera escuela en América Latina de startups en la que hoy tienen experiencias exitosas en toda Latinoamérica.

Objetivo: Fracaso cero

Volonté explicó que el propósito de la escuela es "aprender a crear una startup desde la idea inicial, paso a paso y utilizando la menor cantidad de tiempo y dinero posible para validar si tienen o no potencial para convertirse en un negocio exitoso".

Luego de acompañar el lanzamiento de 50 empresas y llegar a facturar u$s 1 millón al año, los socios decidieron que "era momento de una transformación y migrar toda la empresa de servicios a educación, siguiendo la misión de impactar de manera de ayudar a que se creen más y mejores empresas, porque se vienen años muy duros para el empleo por las nuevas tecnologías y el emprendedor es el principal generador de trabajo".

Novolabs se convirtió así en una escuela de startups en las cuales los emprendedores pueden cursar un programa de 14 semanas, en cada una de las cuales se desarrolla un encuentro grupal a distancia, otro encuentro mano a mano con los mentores del equipo y miércoles de por medio una masterclass con alguno de los mayores emprendedores que transmiten los detalles de su éxito.

El curso se integra por sólo 20 personas por edición, con la idea inicial de desarrollar desde cero la idea inicial del emprendedor, buscando sus fortalezas y corrigiendo debilidades. De esa manera, apuntan a que el ratio de fracaso de estas empresas, que en un 80% no logran generar ventas en los primeros 6 meses y en un 50% cierran antes del año, sea menor.

"La propuesta es que los alumnos puedan salir a la calle a entender profundamente a su cliente y sus necesidades, descubrir un problema que valga la pena resolver, definir una solución que resuelva el problema y asegurarse que sea factible, salir de nuevo a la calle a vender la solución hasta conseguir compromisos de pago, clientes comprometidos y definir el producto con el que lanzarán al mercado", explicó Volonté.

Los tres errores más grandes

El programa está diseñado para ayudar a distintos tipos de públicos. Por un lado, personas que trabajan en startups y que quieren comenzar su propio camino; por el otro, personas que ya están emprendiendo pero que no le están encontrando la vuelta al negocio y están en búsqueda de acompañamiento especializado.

Ese trabajo con decenas de startups en estado embrionario permitió identificar los errores más comunes que llevan a estas empresas al fracaso, lo que se aprende a conocer y resolver.

La primera de las barreras es detectar a tiempo con evidencia empírica si hay que avanzar en el negocio, y el 80% entran con una idea y salen con otra porque en el camino se encuentra otra perspectiva de mayor valor: "Los principales motivos del fracaso son avanzar en ideas que la gente no quiere, que no encajan en el mercado o no resuelven ninguna necesidad por la que alguien puede pagar".

El segundo motivo por el cual las empresas entran habitualmente en crisis es "por peleas entre socios que no están alineados en lo que quieren hacer de ese negocio, y descubren en el camino que imaginaron distintos rumbos, con un cruce de intereses y de dinero de por medio que lleva a romper la relación y la empresa".

El tercer motivo son los problemas financieros, es decir, "el mal uso del dinero, inversiones innecesarias, desarrollos que no hacían falta, contratar un proveedor malo o costoso, o compras que no eran necesarias o resultan ineficientes en el uso de los recursos. Incluso hay que revisar cuando los fundadores de la startup se pagan sueldos muy altos que no responden a la realidad del negocio".

La primera edición de validación contó con 16 participantes de Argentina, México, España y otros países de Latinoamérica, que pasaron el filtro para poder participar. La segunda con 26 miembros, mientras que en julio comenzará la tercera edición y para ello se elegirán 40 emprendedores, a seleccionar entre más de 100 inscriptos, para dividirlos en dos grupos de 20 para afrontar el aprendizaje de 14 semanas.