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Nathalie Stevens es la creadora de la Fundación de los Colores, una organización que se propone formar en oficios de belleza a mujeres de contextos vulnerables. Después de 22 años trabajando en multinacionales de cosmética, Stevens se propuso dedicarse a este proyecto que busca la movilidad social ascendente a través del auto empleo. Todo sobre su historia.
Nathalie Stevens comenzó a trabajar en el mundo de la cosmética a los 27 años. A esa edad ya era la gerente de marketing y ventas de Clinique, prestigiosa marca americana de productos de belleza perteneciente a Estée Lauder Companies. Atraídos por su experiencia en marketing, la contrataron para que rearmara a los equipos y capacite a las vendedoras de los puntos de venta, ya que estas, además de saber maquillar, debían brindar un asesoramiento de excelencia respecto a las bondades de los maquillajes y cremas de la empresa. Previo a eso, la firma la envió a completar su formación en su casa matriz ubicada en los Estados Unidos.
"El manual para América Latina decía que, a la hora de reclutar personal, debía enfocar la búsqueda hacia mujeres de entre 25 y 30 años que fueran empleadas domésticas. Algo que, al principio, me llamó la atención hasta que entendí la lógica. Un estudio que maneja la empresa asegura que una persona que trabaja en la cocina o limpiando baños tiene una excelente motricidad fina, entonces, cuando capacitara en maquillaje a alguien con estas características iba a encontrar excelencia. Y fue tal cual. Lo más increíble fue que, tras tres meses de formación, las personas seleccionadas se habían convertido en notables vendedoras en los corners, estaban felices y hasta eran buscadas por la competencia. Y las que provenían de los orígenes más humildes fueron las que mejor desempeño tuvieron. Aquella fue toda una camada icónica", recuerda Stevens, quien hoy a sus 56 años, preside la Fundación de los Colores, un programa creado por ella en 2015 que ofrece capacitación en los oficios de maquillaje y manicuría a mujeres en situación de vulnerabilidad.
Su recorrido profesional en multinacionales de la industria de la belleza se extendió por casi 22 años. Siempre recibiendo los mejores cursos de liderazgo y empoderamiento en el exterior y en las mejores universidades del mundo, tales como Harvard y Oxford. Su currículum también incluye altos puestos en marcas como L´Oreal, Revlon y Jafra, y hasta hizo carrera en Coty.
LA FUNDACIÓN DE LOS COLORES
La idea de crear esta organización surgió a partir de una búsqueda que tuvo que hacer para otra de las marcas en las que trabajó. "En una ocasión, en la que me asignaron la búsqueda de una embajadora de marca para la firma de maquillaje Rimmel, no encontré a nadie que tuviera los conocimientos de morfología y colorimetría necesarias para hacer un make up perfecto. No entendía cómo era posible que para un oficio que permite movilidad social ascendente y que es tan lindo, no haya alguien formado. Al ver esta oportunidad, decidí arrancar con la Fundación".
Empezó haciendo una prueba piloto con las alumnas de un taller de alfabetización que dictaba una de sus amigas en un aula improvisada ubicada arriba de la morgue del Hospital Ramos Mejías. Ellas eran todas mujeres que, además de no saber leer ni escribir, provenían de barrios muy pobres. "Todas habían nacido en contextos con padres ausentes y madres desbordadas, donde los hijos desde chicos ya hacen cosas de adultos. Sentían que eran inútiles y las marcaba mucho esa imposibilidad de ayudar a sus hijos con las tareas del colegio. De las 1600 alumnas que han pasado por la fundación en estos 7 años, todas se autoperciben como mujeres carentes de todo. El 70% de ellas están solas, son sostén de familia y tienen dos hijos", detalla.
Stevens se propuso revertir esa situación preparando un programa educativo basado en sus capacitaciones internacionales, las cuales, además de enseñarles a maquillar, les otorga esas herramientas en imagen y actitud que las ayuda a empoderarse. Les enseña a pararse, a dar un beso agarrando de los hombros a una persona, a dar un buen apretón de manos y a presentarse. "Al poco tiempo comprobé que mujeres que nunca habían tenido un cosmético en sus manos ahora hacían un cat eye (delineado de ojos) de lujo. Además, se habían amigado con el espejo, ya que antes elegían no usarlo para no mirarse y, a la cuarta clase, ya estaban más animadas y con la autoestima alta. Las mandé a maquillar y a cobrar $ 500 en concepto de honorarios, allá por 2015. Ese domingo una alumna ya había conseguido su primer trabajo: maquilló a una niña en la feria de La Saladita", cuenta la emprendedora social.
La Fundación de los Colores actúa como una escuela itinerante, ya que dicta sus capacitaciones en diferentes barrios. "En 2017, dictamos 27 cursos en simultaneo en los 3 cordones del GBA. Enseñamos en Villa Itatí, una villa de emergencia situada entre las localidades de Bernal y Don Bosco, partido de Quilmes, y una de las más pobladas del conurbano; en La Cárcova (José León Suárez); Fuerte Apache; en la villa 11-14 y la 20; en fin, en los tres cordones del Gran Buenos Aires y hasta en villas de Rosario", enumera Stevens.
Actualmente, el programa tiene 360 maquilladoras graduadas y un plantel de 40 capacitadoras, que son exalumnas. Al finalizar el curso, que dura tres meses, las estudiantes reciben un diploma que cuenta con el aval académico de la Universidad de Flores, nada menos. "Estamos disponibles para que las empresas contraten a nuestras profesionales. Varias compañías nos han convocado para maquillar en sus fiestas de fin de año o para hacerlos en reconocidos desfiles, como el "desfile por la Inclusión" que se realizó este año en el Hipódromo de Palermo junto a ASDRA y el diseñador Benito Fernández. Estas contrataciones, además de que nos dan la posibilidad de autofinanciarnos, permiten que nuestras maquilladoras consigan clientas de este lado de la General Paz", prosigue contando Nathalie.
En breve, Stevens tiene pensado lanzar un curso de Gestión de Emprendimiento de oficios de belleza para que las emprendedoras puedan escalar en sus proyectos. Además, está trabajando para llevar este modelo de educación a Uruguay, donde piensa montar una escuela de oficios más amplia y de triple impacto.