

El jamón es un alimento fundamental en la gastronomía mexicana, evocando momentos nostálgicos desde la infancia. Este ingrediente versátil se presenta en diversas formas y precios, lo que lo convierte en un elemento común en muchas mesas.
La Profeco llevó a cabo un análisis detallado sobre el jamón, cuyos hallazgos fueron publicados en la Revista del Consumidor. Se realizaron más de 570 pruebas en 44 productos de distintas marcas y tipos, asegurando que cada uno contara con información clara, como denominación, marca, lote y fecha de caducidad. También se verificó la veracidad de los ingredientes y el cumplimiento de las normas sanitarias, garantizando la ausencia de microorganismos patógenos.
La Norma Oficial Mexicana (NOM-158-SCFI-2003) establece los requisitos que deben cumplir estos productos, incluyendo especificaciones fisicoquímicas y microbiológicas. El jamón se clasifica según su origen y contenido proteico, existiendo cuatro tipos principales: jamón de pierna, jamón de pavo, jamón de cerdo y pavo y jamón de pavo y cerdo. Su aporte proteico varía entre extrafino, fino, preferente, comercial y económico, con porcentajes de proteína libre de grasa que oscilan entre el 10% y el 18%.
Las mejores marcas de jamón, según los expertos
Aunque se suele pensar que los productos más costosos son de mejor calidad, esto no siempre es así. La elección del jamón más nutritivo depende de las necesidades dietéticas de cada persona. El jamón horneado sin sal añadida de Peñaranda destaca con un 20% de proteínas magras y bajo en sodio, aunque su contenido calórico es alto. En contraste, el jamón de pierna de San Rafael ofrece un 18% de proteínas, pero con un mayor contenido de sodio. Otra opción es el jamón de pavo Virginia de Zwan, que contiene un 14.2% de proteínas, aunque su precio es más elevado.
Siempre asegúrate de conservar el jamón en condiciones adecuadas de refrigeración y evita adquirir productos que no estén bien refrigerados, ya que esto puede comprometer tu salud.
La Organización Mundial de la Salud ha alertado sobre el consumo de carne procesada y su vínculo con el cáncer colorrectal, recomendando moderar su ingesta para reducir riesgos. Aunque no se prohíbe su consumo, es esencial estar informado y tomar decisiones conscientes. La Profeco y otras entidades ofrecen información valiosa para ayudar a los consumidores a elegir de manera informada.

Es fundamental mantener un consumo moderado de jamón y otros embutidos, priorizando una dieta equilibrada. La información sobre los ingredientes es crucial, ya que algunos productos pueden contener alérgenos. Además, es importante diferenciar entre productos que parecen jamón pero no lo son y siempre leer las etiquetas para evitar exceder los niveles de grasas y sodio.
Además, el jamón puede ser una fuente de nutrientes como el hierro y las vitaminas del grupo B, que son esenciales para el funcionamiento del organismo. Sin embargo, es importante considerar que algunos productos pueden contener aditivos y conservantes que afectan su calidad nutricional. Esta información fue compartida por Enséñame de Ciencia.












