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El estrés crónico es un estado de tensión constante que puede afectar tanto tu mente como tu cuerpo.

A menudo, las personas no se dan cuenta de que están atrapadas en este ciclo debido a que los síntomas pueden ser sutiles y graduales. La ansiedad y la fatiga son dos de los primeros signos de que tu cuerpo está en modo de sobrecarga.

Ansiedad: Una Alerta Mental y Física

La ansiedad constante es una señal clara de que tu cuerpo está lidiando con un estrés continuo. Puedes sentirte inquieto, preocupado sin motivo aparente, o incluso experimentar palpitaciones y dificultades para respirar.

La ansiedad no solo afecta tus pensamientos, sino que también desencadena respuestas físicas como tensión muscular y problemas digestivos.

Fatiga: El Cansancio que No Desaparece

La fatiga inexplicable, incluso después de descansar o dormir lo suficiente, es otro indicio de que tu cuerpo está lidiando con niveles elevados de estrés.

El estrés crónico interfiere con el descanso reparador, dejándote agotado durante el día. Este cansancio puede volverse cada vez más persistente y afectar tu capacidad para concentrarte o realizar actividades cotidianas.

Cuidado con cómo alivias el estrés

A veces, para sentirnos mejor, comemos de más, fumamos o dormimos mal. Pero eso solo empeora las cosas. En lugar de eso, prueba con opciones más sanas:

  • Haz ejercicio

  • Duerme bien

  • Habla con alguien de confianza

  • Haz algo que disfrutes

  • Aprende a relajarte (como con respiración o meditación)

  • Come saludable

  • Di "no" cuando ya no puedes con más

Recuerda que el estrés crónico no solo afecta tu bienestar emocional, sino que también puede tener impactos serios en tu salud física.

Si experimentas estos síntomas de manera recurrente, no dudes en buscar ayuda profesional para evitar consecuencias más graves.