Barco español

Renace la leyenda pirata de corsarios que saquearon un galeón del imperio español en el siglo XVI y no pudieron cargar el tesoro

Rugen los mares tras el intento de robo de uno de los botines de monedas de oro más grande de toda la navegación en las rutas del mar del Golfo de Baja California en el 1500.

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En 1587, frente a las costas de Baja California, el corsario inglés Thomas Cavendish vivió uno de los saqueos más audaces del siglo XVI. A bordo del Desire, abordó y capturó el imponente Santa Anna, un galeón español de 600 toneladas cargado hasta el tope de oro, plata y porcelanas. El golpe fue exitoso, pero el botín superó la capacidad del navío inglés, imposibilitando su transporte completo.

Cuenta la historia pirata que  Thomas Cavendish se vio ante un dilema legendario: tenía en sus manos 700.000 pesos en metales preciosos y más de 1.500.000 en brocados, sedas y porcelanas, pero no había espacio suficiente en su barco. Incapaz de llevarse todo, tomó lo más valioso y ordenó incendiar el galeón capturado , hundiendo así un tesoro irrecuperable en las profundidades del Pacífico. El episodio marcó un antes y un después en la seguridad de los galeones españoles.

Oro robado. Fuente: National Geographic

Este acto de codicia frustrada, casi cinematográfico, resurge hoy como una de las leyendas más fascinantes de la era dorada del saqueo marítimo

El Santa Anna no fue el único objetivo de corsarios y filibusteros que ansiaban atrapar un barco de la Flota del Tesoro, pero su historia se mantiene como un emblema del límite entre el deseo humano y la realidad implacable de la logística marítima del siglo XVI.

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La codicia despierta en Europa: el oro del Nuevo Mundo

Desde 1507, Europa sabía que las tierras encontradas por Colón no eran Asia, sino un nuevo continente. España intentó controlar la información sobre la abundancia de metales preciosos en América, pero los rumores escaparon de Sevilla, el único puerto autorizado a comerciar con el Nuevo Mundo. Rápidamente, corsarios y aventureros de Francia, Inglaterra y los Países Bajos afilaron sus ambiciones y se lanzaron al mar en busca del legendario oro español.

Ilustración de piratas y corsarios en una batalla cuerpo a cuerpo. Fuente: Grok IA. 

Piratas sin bandera: filibusteros y bucaneros en el Caribe

A inicios del siglo XVII, la piratería migró al Caribe. Allí, cazadores franceses -los bucaneros- se aliaron con colonos pobres y esclavos fugados para atacar barcos españoles

De esa mezcla nacieron los filibusteros: piratas sin lealtad ni bandera. Uno de ellos, Alexandre Olivier Exquemelin, relató cómo se tomaban los barcos por sorpresa: "en menos de una hora, se ve un barco cambiar de dueño". El mar Caribe era su guarida.

Ilustración de del robo pirata. Fuente: National Geographic.

Aunque la imagen romántica del pirata persiste, lo cierto es que muy pocos lograron su sueño. De los más de 11.000 barcos españoles que cruzaron el Atlántico entre 1540 y 1650, apenas un centenar fue capturado. Las flotas españolas, bien escoltadas, eran casi impenetrables. 

Más temidos que los corsarios, fueron los huracanes. Y así, historias como la de Cavendish y el Santa Anna se convirtieron en leyenda viva de los mares.

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