

Todos tenemos ese amigo que es especial a la hora de dar consejos...que no aplica en sí mismo. ¡Si tan solo escucharas tus palabras!, desearías decirle en más de una vez. Pero en el fondo, entiendes que hay algo detrás de esa actitud. De hecho, la psicología explica que las personas que dan consejos que no aplican pueden hacerlo por varias razones para ellos inconscientes.
De hecho, los especialistas advierten que existen ciertas características o rasgos que identifican a este tipo de personalidades. Veamos de cuáles se trata.
Autoconciencia y consejos: Cuando no ves lo que haces

A veces, dar consejos resulta más sencillo que aplicarlos por una sencilla razón: directamente no se tiene conciencia de necesitarlos. Esta paradójica relación entre autoconciencia y consejos es explicada por la psicóloga Leticia Martín Enjuto en un artículo de la revista especializada Cuerpomente.
La especialista explica que quienes se comportan de esta forma "tienen dificultades para identificar y analizar sus propias emociones, pensamientos y comportamientos". Esta falta de introspección los lleva a no notar la incongruencia entre lo que dicen y lo que hacen.
El resultado es el que percibes: son personas en las que se aprecia una suerte de desconexión entre lo que predican y lo que practican. Muy ligado a este rasgo se encuentra otro que es su tendencia a la proyección: son sujetos que ven en el otro lo que no son capaces de admitir de sí mismos.
Desde la psicología, muchas personas que dan consejos de manera constante "están proyectando en los demás sus propias inseguridades, miedos o deseos no resueltos". A través de ese acto, intentan "resolver indirectamente sus propios conflictos internos", sin asumir realmente la responsabilidad sobre ellos.
A esto se suma la necesidad de control. En palabras de Martín Enjuto, algunas personas "sienten una fuerte inclinación a intervenir en la vida de los demás como una forma de mantener cierto control sobre el entorno".
¿Qué tiene que ver el perfeccionismo con los consejos según la Psicología?

La psicología explica que en ocasiones, las personas que dan constantemente consejos tienen un fuerte perfil perfeccionista que aplican sobre los otros, pero con una mirada indulgente respecto de sí mismos. "Pueden tener unos estándares muy altos para los demás, pero son indulgentes consigo mismas o justifican sus propias excepciones", indica Martín Enjuto.
En definitiva, se trata de personalidades con temor al fracaso y con una fuerte necesidad de validación externa. En ese sentido, son personas que al dar consejos buscan reconocimiento, admiración o aprobación social. De esa manera, aconsejar se transforma en una vía para reforzar la autoestima, aunque no implique un deseo genuino de cambio.
Finalmente, la mirada posada en el otro de forma constante puede ser sinónimo de una necesidad de evasión de responsabilidades propias. "Al centrarse en dificultades ajenas, evitan enfrentarse a sus propios retos, postergando así el trabajo personal necesario para su crecimiento", agrega la especialista.
Para cerrar, un rasgo más inocente. Detrás de los consejos constantes, pueden esconderse personalidades sobreprotectoras. Pero cuidado: suelen ser personas que no aplican ese mismo nivel de cuidado y preocupación sobre sus propias necesidades.













