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En miles de hogares mexicanos, y del mundo, un enemigo invisible circula sin hacer ruido. No son microbios que provienen del baño ni se esconde en las sábanas como los ácaros, este mortal enemigo nace directamente en la cocina cada vez que se enciende una estufa de gas.

Se trata del dióxido de nitrógeno (NO₂), un contaminante que la ciencia describe como un “asesino silencioso” por su capacidad para afectar pulmones, sangre y el desarrollo infantil sin que las personas lo perciban.

Atención cuando enciendas de nuevo tu estufa.

Nuevas investigaciones científicas descubrieron que el NO₂ liberado por estufas de gas y propano eleva la contaminación dentro de las casas a niveles que superan guías internacionales, incluso cuando afuera el aire es relativamente limpio.

Según un estudio reciente, estas estufas representan “una fuente sustancial de exposición a NO₂ en interiores” y pueden generar ráfagas de contaminación que exceden casi todos los estándares sanitarios, según reveló la Universidad de Stanford en su investigación aplicada en Estados Unidos, “Los Elevados Riesgos para la Salud del Dióxido de Nitrógeno y el Benceno en Hogares”. También destacó que la exposición prolongada está asociada con asma infantil y enfermedades respiratorias crónicas.

Aunque los estudios están hechos en Estados Unidos, las condiciones son muy similares para millones de viviendas en México, donde las estufas de gas siguen siendo dominantes y la ventilación eficiente es poco común.

La ciencia advierte que el riesgo es real y puede afectar especialmente a niñas, niños y personas que pasan más tiempo dentro de casa. La buena noticia: existen soluciones que reducen drásticamente el peligro.

El NO₂ afecta directamente el sistema respiratorio.Freepik

El asesino invisible: cómo el NO₂ invade tu casa

Las estufas de gas emiten NO₂ desde el momento en que se enciende la llama, aun antes de colocar una olla. Los investigadores señalan que “la combustión basada en gas es uno de los mayores contribuyentes de contaminación del aire en interiores”, un proceso que ocurre todos los días en millones de cocinas.

El contaminante se dispersa rápidamente por toda la vivienda y permanece incluso después de apagar el quemador.

La gravedad del problema se debe a que estas emisiones suelen superar las guías de seguridad. El informe indica que las estufas “son responsables de prácticamente todas las exposiciones de NO₂ que exceden las pautas de la OMS y la EPA”. Es decir, basta cocinar unos minutos para alcanzar niveles peligrosos que no se perciben a simple vista ni tienen olor.

Consecuencias para la salud: de asma infantil a riesgo de cáncer

El NO₂ afecta directamente el sistema respiratorio. Estudios científicos muestran que la exposición prolongada se asocia con “asma infantil, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y partos prematuros”.

En México, donde el asma infantil va en aumento, este dato resulta especialmente relevante. Los niños son más vulnerables porque respiran más rápido y pasan más tiempo en interiores.

El riesgo no se limita al NO₂: las mismas estufas también liberan benceno, un carcinógeno reconocido. El informe advierte que la exposición al benceno puede elevar el riesgo de leucemia infantil y que los niveles medidos “a menudo exceden el umbral seguro de la Organización Mundial de la Salud”. Esto implica que la contaminación no solo irrita pulmones: puede generar daños de largo plazo.

Qué hacer desde hoy: soluciones reales y prácticas para MéxicoFuente: ShutterstockShutterstock

Qué hacer desde hoy: soluciones reales y prácticas para México

La primera recomendación científica es clara: ventilar. El estudio enfatiza que “la buena ventilación juega un papel crítico para reducir la contaminación en interiores”. Usar campanas extractoras que ventilen hacia el exterior, abrir ventanas y puertas durante la cocción y evitar cocinar en espacios cerrados ayuda a disminuir la acumulación del contaminante.

La solución definitiva es la transición hacia estufas eléctricas o de inducción. Los investigadores afirman que cambiarlas “elimina por completo el riesgo” asociado con el NO₂ y el benceno.

Aunque no todas las familias pueden hacer el cambio de inmediato, los expertos recomiendan dar el paso cuando se renueva la cocina o se adquiere un nuevo electrodoméstico.