

El tradicional horario laboral de cinco días a la semana, de 9 a 5, podría estar llegando a su fin, según Bill Gates. El fundador de Microsoft considera que los avances en Inteligencia Artificial (IA) permitirán que muchas tareas que hacen los humanos sean automatizadas, abriendo paso a una semana laboral de apenas dos días.
Durante años, la semana laboral de cinco días fue una norma arraigada en la sociedad moderna. Sin embargo, a pesar de su generalización, también fue objeto de críticas, especialmente cuando se comparan las exigencias de diferentes sectores: desde jornadas extremas, como las de empleados de Elon Musk que trabajan más de 100 horas a la semana, hasta las preocupaciones de expertos en salud sobre los efectos negativos del exceso de trabajo.

En esta línea, el magante estadounidense prevé un cambio radical en el sistema laboral que rige actualmente. La forma de trabajar ya no será la misma con el desarrollo de la tecnología.
¿Qué dice Bill Gates sobre los empleos del futuro?
Bill Gates plantea una alternativa radical: una IA tan avanzada que realice la mayoría de las tareas humanas, mejorando significativamente el equilibrio entre la vida personal y el trabajo.
En una entrevista en The Tonight Show Starring Jimmy Fallon, explicó que la inteligencia artificial podrá hacer que el conocimiento y habilidades como las de médicos o maestros estén disponibles gratuitamente, reduciendo la carga laboral de las personas.
Esta visión apunta hacia la creación de una inteligencia artificial general, capaz de igualar las capacidades humanas. Gates sugiere que en ese escenario, la mayoría de los trabajos podrían ser automatizados, y solo quedarán aquellos que la sociedad decida reservar exclusivamente para los humanos, como el entretenimiento deportivo o ciertas expresiones artísticas.
Preocupa el impacto de la tecnología en los empleos del futuro
La visión de Gates sobre el futuro de los empleos despertó preocupaciones. Geoffrey Hinton, apodado el padrino de la IA, advierte sobre el riesgo de una creciente desigualdad económica, en un mundo donde gran parte de la riqueza provenga de tecnologías controladas por unos pocos. En este contexto, la posibilidad de una sociedad en la que no todos trabajen dependerá de cómo se distribuyan los recursos.
Por su parte, también surgen cuestionamientos éticos. Líderes empresariales e incluso el Vaticano alertaron sobre los peligros de poner el poder de la IA en manos equivocadas, ya que el impacto de esta tecnología estará determinado por quién la controla y con qué fines se utiliza.













