Los recientes episodios de violencia en Los Ángeles, San Francisco y Austin, provocados por redadas masivas contra migrantes indocumentados, no pasaron desapercibidos para la Iglesia católica mexicana. En un comunicado oficial difundido este 10 de junio, los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM, y responsables de la pastoral de movilidad humana alzaron la voz:
"Con dolor y preocupación seguimos con atención la complicada situación", escribieron, destacando que "aunque algunos migrantes indocumentados cometan actos delictivos, no todos (...) son delincuentes".
La Iglesia católica en México fue más allá de la denuncia y propuso una vía concreta: "La solución a la migración indocumentada requiere múltiples acciones conjuntas. Entre ellas, un sistema de inmigración que permita hacer las cosas bien, sin tener que recurrir a otros caminos que solo terminan complicando la vida de todos".
Así lo afirmaron los obispos en un mensaje que también citó la exhortación del papa León XIV: "Nadie puede eximirse de favorecer contextos en los que se tutele la dignidad de cada persona... sean estos ciudadanos o inmigrantes".
La mirada humanista y bíblica ante la migración
El comunicado de la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM, no solo se pronuncia desde lo político, sino que se sostiene en fundamentos bíblicos y morales. Citando el libro de los Números: "No debe haber diferencias entre el extranjero y ustedes" (Nm 15, 16)- y las palabras de san Agustín -"Da a los forasteros lo que recibirás en tu patria"-, los prelados subrayan que el enfoque hacia los migrantes debe basarse en la compasión y la equidad, no en el miedo o la estigmatización.
La voz principal del documento, el arzobispo José Gómez de Los Ángeles, insistió en la necesidad de distinguir entre conductas individuales y colectivos: "Es necesario distinguir que (...) no todos los migrantes indocumentados son delincuentes. Es más, la gran mayoría (...) contribuyen al bien de las comunidades en las que viven y trabajan".
La Iglesia mexicana hizo un llamado a la unidad y la esperanza
Firmado por el obispo Eugenio A. Lira Rugarcía, el obispo auxiliar Héctor M. Pérez Villarreal y el obispo Ramón Castro Castro, el documento concluye con un llamado a la unidad:
"Unidos a todas las personas de buena voluntad (...) pedimos a Dios que, por intercesión de la Madre de Guadalupe, nos ayude a comprender que todos somos hermanos y a construir juntos un mundo mejor".
Con este mensaje, la Iglesia católica mexicana busca mitigar el impacto de las redadas que estallaron en Estados Unidos. También quiere proponer un camino de paz, cooperación y reforma migratoria que priorice la dignidad humana por sobre cualquier otra consideración.