

La Comisión Europea ha desvelado un ambicioso Plan de Acción destinado a transformar radicalmente el panorama del transporte en el continente. El objetivo central es triplicar la red de tren de alta velocidad (AVE), expandiendo los 12.000 kilómetros actuales a unos impresionantes 36.000 kilómetros antes de 2040.
Esta iniciativa busca posicionar al tren como una alternativa real y eficiente al avión para trayectos de media distancia, logrando una reducción drástica de los tiempos de viaje entre las principales capitales europeas. Este megaproyecto otorga protagonismo a España a través de dos conexiones prioritarias que prometen redefinir la logística de viajes.
Qué países unirá el tren más veloz y costoso de Europa
La primera es la ruta Madrid-Lisboa, con la promesa de completarse en apenas tres horas, un cambio radical frente a las más de ocho horas que se necesitan actualmente. La segunda conexión estratégica es Madrid-París, que se reduciría a unas seis horas de viaje, en contraste con las doce horas que requiere el trayecto hoy en día.
Además, el plan contempla la ruta Bilbao-Lisboa en menos de seis horas, pasando por la capital española. Se espera que estas conexiones clave estén operativas para 2035, si bien el corredor con Francia enfrenta mayores complejidades de implementación que la conexión peninsular con Portugal.
El esqueleto del tren de alta velocidad europeo se concentra en países como España, Francia, Italia y Alemania, sumando los 12.000 kilómetros existentes. No obstante, regiones como el centro y este del continente permanecen notablemente mal conectadas, una brecha que este plan busca corregir.
Cuánto costará el tres más veloz del mundo
La magnitud de este proyecto conlleva una inversión financiera considerable. La finalización de la red planificada para 2040 se estima en unos 345.000 millones de euros.

No obstante, si se opta por trenes que circulen de manera consistente a velocidades superiores a 250 km/h, el coste se elevaría hasta los 546.000 millones de euros para 2050, según las proyecciones de Bruselas.
La Comisión Europea es consciente de que el financiamiento público no será suficiente para cubrir esta enorme factura. Por ello, la estrategia incluye la búsqueda activa de inversión privada, junto con préstamos del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y el respaldo de la banca pública nacional (como el ICO en España).













