Durante décadas, la información almacenada en los sótanos del Ministerio de Defensa británico había permanecido en el anonimato. Sin embargo, recientemente han salido a la luz cintas magnéticas repletas de los ecos furtivos de buques enemigos.
Esta revelación se ha convertido en un elemento crucial para el desarrollo de una nueva tecnología diseñada para identificar amenazas bajo del mar. La biblioteca acústica, meticulosamente compilada por los expertos en sonar de la Royal Navy a lo largo de los años, ha emergido como una innovadora tecnología con sistema de vanguardia bautizada como Lura.
Ideada por la empresa Helsing, Lura despliega la potencia de la inteligencia artificial, sofisticados sensores acústicos y una flota de drones submarinos autónomos para la detección automática de submarinos rusos.
Su misión primordial es anticiparse a posibles incursiones, proteger las aguas territoriales británicas y fortalecer la vigilancia de infraestructuras críticas, incluyendo la intrincada red de cables submarinos de comunicaciones.
La estrategia clave del Reino Unido para enfrentar a Rusia en una Tercera Guerra Mundial
La información, revelada en exclusiva por el diario The Times, destaca la firme intención del Reino Unido por robustecer su defensa marítima en un contexto geopolítico crítico. Desde la invasión rusa de Ucrania en 2022, la actividad naval de Moscú ha aumentado considerablemente en áreas estratégicas como el Atlántico Norte y el crucial pasillo GIUK, que conecta Groenlandia, Islandia y el Reino Unido.
Este enclave marítimo, de importancia estratégica durante la Guerra Fría, vuelve a ser un foco de atención en términos de seguridad.
El corazón operativo de Lura se basa en una red de drones submarinos sin hélices, conocidos como gliders, que pueden operar de forma autónoma durante períodos de hasta tres meses bajo la superficie. Equipados con sensores de alta precisión, estos vehículos silenciosos registran el paisaje sonoro submarino y lo contrastan en tiempo real con la vasta base de datos acústicos acumulada por la Royal Navy.
Ante la detección de cualquier anomalía, ya sea la inconfundible firma acústica de un submarino o cualquier actividad sospechosa, los gliders ascienden a la superficie para transmitir la alerta, antes de sumergirse nuevamente en las profundidades.
Si bien cada dron individual tiene un radio de acción limitado, su despliegue masivo permite cubrir vastas extensiones oceánicas de manera eficiente. "Puedes lanzar cientos o miles. Son baratos y sencillos, eso hará que el enemigo se lo piense dos veces antes de cruzar", afirmó Niall Cartwright, responsable tecnológico de Helsing, en declaraciones recogidas por The Times.
La principal ventaja del Reino Unido en una Tercera Guerra Mundial
Una de las capacidades distintivas del sistema Lura radica en su habilidad para discernir incluso entre dos embarcaciones del mismo tipo, gracias al análisis detallado de su huella acústica única. "Lura detecta para que nuestras armadas puedan disuadir", enfatizó Gundbert Scherf, cofundador de la compañía. La integración de la inteligencia artificial permite el procesamiento de ingentes cantidades de datos sonoros sin la necesidad de una supervisión humana constante, lo que reduce drásticamente los tiempos de respuesta ante una potencial amenaza.
Resulta significativo destacar que los drones empleados en este innovador sistema no fueron concebidos originalmente para fines militares. Su diseño primigenio se centró en el seguimiento de las rutas migratorias de ballenas y el estudio del medio ambiente marino. Sin embargo, su naturaleza silenciosa y carente de propulsión los ha convertido en herramientas excepcionalmente eficaces para misiones de vigilancia encubierta.
Amelia Gould, responsable de la división marítima de Helsing y antigua ingeniera de armas de la Marina, ilustra la eficacia del sistema con una analogía reveladora: "Formar a un técnico en sonar puede llevar hasta cinco años. Lura lo hace desde el primer día, sin pausa y mejora con el tiempo".