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La Administración de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) reveló el descubrimiento más extraordinario en la historia de la minería: una reserva submarina de más de 20 millones de toneladas de oro, ubicada en el fondo de los océanos del mundo.

Esta cifra supera por completo todo el oro extraído en la historia de la humanidad, pero presenta un desafío técnico y económico aparentemente insuperable.

El oro se encuentra disperso en el agua marina en concentraciones microscópicas de apenas 0.00000005 gramos por litro, lo que hace que su extracción sea económicamente inviable con la tecnología actual.

Los océanos del mundo: el mayor yacimiento aurífero de la Tierra

Los océanos del planeta albergan la mayor concentración de oro conocida hasta la fecha, con depósitos que alcanzan los 20 millones de toneladas distribuidas por todos los mares del mundo.

A diferencia de las minas terrestres tradicionales donde el oro se encuentra en vetas concentradas, este tesoro submarino está completamente disperso en el agua marina.

Cada litro de agua de mar contiene únicamente 0.00000005 gramos de oro, una cantidad tan minúscula que requeriría procesar volúmenes oceánicos para obtener cantidades comercialmente viables.

Este descubrimiento redefine por completo nuestra comprensión sobre las reservas auríferas planetarias y plantea nuevos interrogantes sobre la explotación de recursos naturales.

Por qué es imposible extraer este oro submarino

La extracción del oro en los océanos enfrenta obstáculos tecnológicos monumentales que la convierten en una tarea prácticamente imposible con los métodos actuales.

Los científicos estiman que se necesitarían nanofiltros ultraavanzados y procesos químicos de alta complejidad para separar las partículas auríferas del agua marina.

Los costos operativos serían astronómicos, ya que sería necesario procesar millones de litros de agua para obtener gramos de oro, sin mencionar el impacto ambiental devastador que esto representaría para los ecosistemas marinos.

Las tecnologías de filtrado y recuperación de metales del agua de mar siguen en fase experimental y no demostraron viabilidad económica para operaciones a gran escala.

A qué país pertenecen las 20 millones de toneladas de oro

Las 20 millones de toneladas de oro disueltas en los océanos no pertenecen a un país en particular, ya que se encuentran distribuidas tanto en aguas territoriales como en aguas internacionales.

Por ejemplo, si una parte de ese oro estuviera disuelta frente a las costas de Brasil o Japón, ese segmento del océano -hasta 12 millas náuticas desde la costa- se considera aguas territoriales, y el país ribereño tiene soberanía sobre los recursos naturales que allí se encuentren, tal como establece la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR). En ese caso, Brasil o Japón podrían, en teoría, explotar esos recursos naturales, aunque en la práctica sigue siendo inviable.

En cambio, la mayor parte del oro marino está disuelta en alta mar, es decir, en zonas ubicadas más allá de toda jurisdicción nacional. En esas regiones, los recursos naturales no pertenecen a ningún país. La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés), un organismo dependiente de la ONU, es la encargada de regular las actividades de exploración y explotación en esas áreas.

Según este marco legal, los minerales presentes en el lecho marino más allá de la jurisdicción nacional son considerados patrimonio común de la humanidad, lo que implica que su uso debe hacerse de manera equitativa y bajo control internacional.

Por ejemplo, si una empresa de Noruega o China quisiera desarrollar tecnología para extraer oro en aguas internacionales, necesitaría primero una licencia de la ISA y demostrar que los beneficios de esa actividad serían compartidos con todos los países, especialmente los en desarrollo.