En 2017, se radicaron en el país casi tres veces más venezolanos que en 2016, unos 31.167, según datos de la Dirección Nacional de Migraciones. La mayoría de los recién llegados son profesionales que se incorporaron a la fuerza laboral. Pero, ¿qué opinión tienen de ellos los empleadores locales?, ¿cómo es el proceso de adaptación de ambas partes?, ¿qué aportan a las empresas nacionales?

En GIRE SA, empresa de procesamiento de información que administra la Red Rapipago, trabajan 10 colaboradores venezolanos en puestos de Sistemas, Analistas funcionales y Desarrolladores, y prevén nuevas contrataciones en los próximos meses. "La mayoría son jóvenes profesionales que tienen estudios universitarios o de posgrado y muy capacitados que vienen a trabajar o estudiar", explica Hernán Cardone, gerente de Gestión de Personas de la compañía. Para él, las contrataciones fueron positivas para la firma, que sumó a los trabajadores extranjeros sin mayores sobresaltos, logrando "nutrir la cultura de gestión organizacional desde la inclusión y la diversidad".

Sofía Mirabal tiene 28 años, llegó a Buenos Aires en 2015 y es ejecutiva comercial en Bumeran, uno de los sitios online más importantes de Recursos Humanos en Sudamérica. Es graduada universitaria, al igual que el 67% de sus compatriotas radicados en la Argentina, según un informe del Instituto de Políticas de Migraciones y Asilo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF). Hoy, su trabajo la hace feliz, pero no siempre fue así. Como gran parte de los venezolanos que llegan, Mirabal cargó con ella las consecuencias de la crisis humanitaria que se vive en su país. No tenía certezas sobre su futuro al aterrizar en Buenos Aires. "Mi primer trabajo fue lo que encontré, en un supermercado chino", relata. "En mi primer día laboral, el dueño me obligó a botar la comida que sobraba, pero yo no sentía que pudiera hacerlo, después de pasar horas y horas en mi país haciendo largas filas para acceder a un kilo de pollo", rememora. El shock cultural fue tan grande que dejó el empleo tras la experiencia: "Terminé la jornada y lloré mucho", recuerda.

Sin embargo, después de un comienzo difícil, Mirabal se incorporó a la masa del 65% de sus compatriotas que, de acuerdo con la UNTREF, posee empleos formales en la Argentina. Previo a su actual puesto, pasó dos años en un call center. Allírealizó su adaptación al entorno local. "A los clientes les causaba gracia que los tratara de ‘usted’. Aún me pasa. Hay quienes me piden que los tutee y me resulta difícil hacerlo. Es más, practiqué el tuteo. ¡Fue muy gracioso!", detalla.

Asimismo, Leandro Palma tiene 24 años y llegó al país en 2015 para trabajar como entrenador en un club de baseball en Córdoba. Tres años después, pese a ya estar asentado, todavía tiene algunas complicaciones con las sutilezas culturales argentinas, a la hora de ejecutar una indicación de su jefe o de entenderse con sus colegas. "Me cuesta interpretar el tono a veces. Por ejemplo, cuando se dice algo como una broma, entre risas, y uno lo toma de ese modo, pero resulta que era en serio", afirma.

Para Pablo Iacub, CEO de Calipso, pyme proveedora de software Planificación de Recursos Empresariales (ERP, por sus siglas en inglés), las diferencias culturales no son un factor relevante a la hora de contratar a trabajadores venezolanos. "Tenemos costumbres similares, más allá de las palabras distintas que podamos usar", asevera el directivo que en el último año y medio incorporó a diez colaboradores de esta nacionalidad a su firma. "Usualmente, están mejor formados que los argentinos y traen consigo experiencias de vida complejas. Esta gente que atravesó situaciones complicadas suele estar más comprometida", añade.

La opinión de José Vignoli, gerente general de InvertirOnline.com, es similar a la de los demás consultados. En la empresa que lidera, trabajan tres venezolanos de un total de 55 colaboradores. Vignoli asegura que las incorporaciones no traen problemas, sino que suman beneficios al aportar ideas. "Los arribados recientemente se toman el trabajo más en serio que sus pares argentinos. Al venir de una situación compleja, están muy agradecidos por la oportunidad y lo demuestran", señala, y remata: "Si abrimos otra búsqueda y aparece un venezolano, estaremos abiertos a una posible contratación y a ayudar a quien tuvo que dejar su país".

Cifras récord

En el último año, 31.167 venezolanos se radicaron en el país, casi tres veces más que en 2016. El Instituto de Políticas de Migraciones y Asilo (IPMA) de la UNTREF realizó una encuesta en seis grandes centros urbanos para conocer las características de los recién llegados, que arrojó los siguientes resultados:

- 67% es profesional,

- 65% tiene un empleo formal,

- 3 de cada 4 completaron estudios universitarios o de posgrado,

- 93% califica de "buena" o "muy buena" su experiencia en la Argentina,

- 80% declaró no haber sido víctima de ningún tipo de discriminación.