El triunfo demócrata, tras la reelección presidencial de Barack Obama, no pudo ser completo. Tal y como estaba previsto, los republicanos seguirán controlando la Cámara de Representantes de EEUU. Los demócratas se tendrán que conformar con dominar, por escaso margen, el Senado.
Los republicanos, pues, conservarán la mayoría en la Cámara Baja, aunque rebajan su número de representantes. A partir de ahora el partido de Mitt Romney contará con 234 congresistas mientras que el de Obama tendrá a 187. Para tener mayoría absoluta hay que alcanzar 218 escaños de los 435 que componen la Cámara de Representantes.
En el Senado, los demócratas sí cuentan con mayoría. Tras arrebatar a los republicanos dos escaños clave en los estados de Massachusetts e Indiana, el oficialismo logró 51 representantes mientras que la oposición se queda con 45.
Por otra parte, la mayoría de los analistas coincidía en que los resultados en la Cámara Baja siembra dudas sobre el futuro político de la líder de la minoría demócrata, Nancy Pelosi, que encabezó sin éxito una férrea campaña por recuperar ese órgano legislativo después de la derrota que sufrió su partido en las legislativas de 2010.