

La mayoría republicana de la Cámara de Representantes aprobó ayer una medida que suspende durante tres meses el límite de deuda en Estados Unidos y exige un plan presupuestario con recortes a largo plazo, en una votación que en principio le da aire al segundo mandato de Barack Obama recién iniciado, ya que responde a las necesidades urgentes de financiamiento.
Con 285 votos frente a 144 la mayoría republicana concedió a la Casa Blanca un período de gracia hasta el 19 de mayo para evitar el debate sobre el techo de deuda, situado por el momento en u$s 16,4 billones.
La medida, llamada por los republicanos Sin presupuesto, no se paga, obliga, a su vez, al Senado demócrata a presentar un presupuesto que sea equilibrado, incluya recortes de gasto y sea sostenible para los próximos diez años.
La legislación propone además suspender el pago de salarios a los diputados de la Cámara de Representantes y a los senadores si no acuerdan un plan presupuestario, retrasado constantemente por discrepancias, antes del 15 de abril.
Algunos demócratas han protestado que no pagar los sueldos a los legisladores si no pasan un presupuesto no es legal y va en contra de la Constitución, ya que deberían esperar a que se inicie un nuevo mandato del Congreso para modificar sueldos.
Pese a ello, los demócratas consideran esta medida de los republicanos en la Cámara de Representantes una victoria, ya que ha obligado a la oposición a ceder tiempo y dejar de lado su su petición incial de que por cada dólar que se aumente el techo de deuda se apruebe el equivalente en recortes en el presupuesto.
Por otra parte, con esta votación los republicanos se sacan de encima la posibilidad de ser vistos como los culpables de llevar al país al default.
El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, dijo ayer que la Cámara Alta ratificará el proyecto de ley ya que está limpia, en referencia a que no contiene asociada exigencias de recorte de gastos.
La presión puesta para pasar un nuevo presupuesto, que golpea directamente el bolsillo de los legisladores, deberá complementarse con un acuerdo para sustituir los duros recortes automáticos a la Defensa que deberían ejecutarse a fin de marzo.
Los republicanos también quieren que se revise el gasto social en programas como el sanitario del Medicare, para jubilados y discapacitados, que en su opinión es inviable y un lastre para conseguir una reducción sostenible de la deuda.
Aun aunque la votación de ayer le da un respiro importante al gobierno federal, cubriéndole sus necesidades de financiamiento, algunos demócratas objetaron la medida y afirmaron que es irresponsable establecer plazos finales para el límite de la deuda a corto plazo que mantendrán una nube de incertidumbre sobre los mercados, provocando volatilidad y mayores tasas de interés.
Esta legislación establece otro abismo fiscal, otra pesadilla financiera, otro problema para el pueblo estadounidense que deberíamos evitar, comentó el miembro de la Cámara de Representantes Rob Andrews, un demócrata de Nueva Jersey. Llamo a todos los miembros (de la Cámara de Representantes) a votar que no, añadió, antes de ingresar al recinto.
Los próximos plazos finales fiscales con los que debe lidiar el Congreso son el inicio de recortes automáticos de gastos en Defensa e internos el 1 de marzo y la expiración el 27 de marzo del financiamiento necesario para mantener operando a agencias y programas federales.










