

Más de un millón de personas marcharon hoy en Hong Kong para protestar contra el plan gubernamental de permitir las extradiciones a China continental.
La última manifestación similar había congregado a 1,5 millones de personas cuando Hong Kong aún estaba bajo el gobierno colonial, en 1989, en apoyo a los manifestantes de la plaza de Tiananmen.

Según los manifestantes, el actual proyecto de las autoridades de Hong Kong pro-Beijing dejará a la población a merced de un sistema judicial chino opaco y politizado.
Pero no parece que los dirigentes vayan a cambiar su postura: de hecho, la líder de la ciudad Carrie Lam cimentó su carrera política sobre una reputación de sacar adelante las leyes.
Los manifestantes marcharon bajo un calor veraniego abrasador a través de las estrechas calles de la isla principal de este centro financiero, en una ruidosa y colorida manifestación en la que se pedía al gobierno que diera marcha atrás en sus planes.
"Hay 1.030.000 personas en la manifestación de hoy", dijo un organizador entre los vítores de la muchedumbre. La policía, que históricamente da cifras mucho más bajas que las de los organizadores, calculó que el número máximo de asistentes fue de 240.000, lo que sigue siendo su segunda estimación más alta desde el traspaso de la excolonia a China. "El gobierno no puede ignorar estas cifras", dijo a la AFP el manifestante Peter Chan, de 21 años.
Los organizadores advirtieron hoy que "incrementarán" sus acciones si el gobierno no da marcha atrás, lo que a su vez podría enfurecer a Pekín, ya que la ley tiene el apoyo de varios altos dirigentes del Partido Comunista.













