La Cámara de Representantes de EE.UU. se disponía anoche, al cierre de esta edición a votar, sin enmiendas, el compromiso previo alcanzado en el Senado que minimiza las consecuencias del llamado abismo fiscal, según anunciaron fuentes parlamentarias citadas por los medios estadounidenses.


Después de una larga jornada de discusiones internas, la mayoría republicana de la Cámara renunció finalmente a introducir una enmienda destinada a incluir en el compromiso recortes de gastos equivalentes a u$s 300.000 millones.


La introducción de esa enmienda, de reunir los 217 votos necesarios, habría supuesto la muerte del preacuerdo bipartidista logrado con un abrumador apoyo en el Senado, por la falta de tiempo para negociarlo con la Cámara Alta antes de la instalación el jueves de un nuevo Congreso.


En Estados Unidos el Congreso fija el límite del empréstito autorizado, y el vigente actualmente, de 16,39 billones de dólares, se superó ya el lunes pasado.


El Departamento del Tesoro notificó oficialmente al Congreso que ponía en marcha medidas de emergencia para impedir una cesación de pagos y la interrupción de funciones del gobierno, pero esas medidas acabarán a finales de febrero como mucho.


A la confrontación sobre la deuda se le suma antes de marzo la expiración de la resolución continua, el mecanismo de financiación que mantiene funcionando al gobierno de Estados Unidos a falta de la aprobación de un presupuesto apropiado.


El presidente Barack Obama y el Congreso no se han puesto de acuerdo en un presupuesto por tres períodos fiscales y las resoluciones continuas periódicas siguen asignando a los ministerios y otras agencias los fondos estipulados en el presupuesto de 2009.


Yo espero que los republicanos pelearán tan duro acerca del límite de la deuda como Barack Obama peleó por los impuestos, dijo el senador republicano Lindsey Graham, de Carolina del Sur, quien calificó de hueca la victoria política obtenida por el presidente con el preacuerdo del Senado.


A mediados de 2011, cuando debía ocurrir una de las tantas elevaciones del límite de la deuda, los republicanos que salieron fortalecidos de la elección legislativa en 2010, decidieron darle una batalla dura a Obama exigiéndole recortes de gastos.


El estancamiento de la disputa hizo que las agencias calificadoras de crédito, por primera vez en la historia estadounidense, bajaran los puntos de Estados Unidos.


En agosto de 2011 el Congreso autorizó una subida del endeudamiento pero postergó la solución más amplia al problema de la deuda y del déficit fiscal hasta después de la elección presidencial de noviembre de 2012.
Los republicanos calcularon que, si ganaban esa elección y fortalecían su mayoría en el Congreso, sacarían adelante su plan de reducción de gastos sin aumento de impuestos.


El presidente Obama ha procurado separar las disputas en torno al presupuesto deficitario de EE.UU. y las que rodean al techo del endeudamiento nacional, pero los republicanos insisten en vincularlas, señalando que no se resolverá la deuda si no se ajusta el presupuesto.


La deuda nacional de EE.UU. es ahora más grande que el producto interior bruto del país.


Los republicanos en la Cámara de Representantes, donde son mayoría, celebraron ayer dos reuniones a puerta cerrada en las que han analizado los detalles del compromiso y los próximos pasos.


Según algunos participantes en las reuniones, la delegación republicana se encuentra muy dividida.


El jefe de la mayoría republicana y número dos en la Cámara, Eric Cantor, dejó claro que no apoyaría el proyecto del Senado, algo que el presidente John Boehner se abstuvo de decir.


El Departamento del Tesoro notificó oficialmente al Congreso que ponía en marcha medidas de emergencia para impedir una cesación de pagos y la interrupción de funciones del gobierno, pero esas medidas acabarán a finales de febrero como mucho.