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Corea del Sur dio un paso decisivo en su estrategia internacional al sellar una inversión en importante en América del Sur. El país asiático eligió a Perú como socio clave para desplegar un plan de inversiones, cooperación tecnológica y proyectos industriales que ya superan los USD 6.700 millones.

Este acercamiento, que avanza de manera gradual pero constante, combina capital, diplomacia y transferencia de conocimiento en áreas estratégicas que van desde la defensa hasta la infraestructura portuaria.

¿Por qué Corea del Sur eligió a Perú para la inversión en Sudamérica?

Perú se convirtió en un punto de interés para Corea del Sur por su estabilidad macroeconómica, apertura comercial, disponibilidad de recursos naturales y necesidad de infraestructura de mediana y gran escala. Este escenario permitió que el país asiático implementara uno de sus modelos más efectivos de cooperación para las alianzas público-privadas.

A través de este mecanismo, Corea del Sur financia y ejecuta obras complejas con plazos más cortos, mientras trabaja en conjunto con el Estado peruano para asegurar continuidad, transparencia y coordinación institucional. Este tipo de acuerdos se ajusta perfectamente a la estrategia surcoreana, que busca ampliar su presencia global mediante inversiones que garantizan beneficios mutuos.

En este contexto, Perú no solo ofrece un mercado atractivo, sino también una ubicación estratégica sobre el Pacífico, lo que facilita nuevas rutas de intercambio comercial y logístico con Asia. De esta manera, ambos países fortalecen un vínculo que trasciende lo económico y se consolida como una alianza diplomática y tecnológica.

La inversión se centra en la modernización del astillero SIMA del Callao.
La inversión se centra en la modernización del astillero SIMA del Callao.

¿Cuál es el proyecto que simboliza esta alianza estratégica?

La iniciativa que mejor representa esta relación es la modernización del astillero SIMA del Callao, un complejo naval que se convirtió en el escenario de uno de los proyectos industriales más grandes de la región. Bajo la dirección de la empresa surcoreana HD Hyundai Heavy Industries, Perú está construyendo una fragata de última generación, una patrulla oceánica y dos buques de desembarco anfibio.

La inversión ronda los u$s 462 millones, pero su impacto va mucho más allá del equipamiento naval. El acuerdo incluye transferencia de tecnología, capacitación intensiva para ingenieros y técnicos peruanos y la instalación de infraestructura capaz de sostener futuras construcciones de forma autónoma.

Este salto tecnológico posiciona a Perú como un nuevo actor en la industria naval sudamericana y abre la puerta a proyectos de defensa, logística y transporte marítimo que hasta ahora dependían de proveedores externos. Además, la iniciativa fortalece la capacidad industrial del país y genera empleos altamente calificados en un sector con proyección a largo plazo.

¿Qué impacto tendrá esta alianza en el futuro de Perú y de Sudamérica?

La apuesta surcoreana en Perú no se limita a la industria naval. La cooperación contempla futuras inversiones en minería inteligente, infraestructura portuaria, transporte avanzado y tecnología aplicada a sectores estratégicos. Esto podría acelerar el desarrollo de áreas que históricamente fueron postergadas y permitir que el país cierre brechas en conectividad y capacidades productivas.

Para Sudamérica, el acercamiento abre la posibilidad de un nuevo equilibrio en las relaciones internacionales. La presencia de Corea del Sur diversifica los socios estratégicos de la región y puede atraer nuevos proyectos de capital asiático que impulsen infraestructura crítica, modernización industrial y formación técnica.