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Un mal diagnóstico o un diagnóstico tardío puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte. También es crucial para tener más probabilidades de recuperarse de una enfermedad.

A pesar de las constantes idas al médico y de los persistentes síntomas, una mujer, de 73 años, no supo lo que le sucedía hasta que la enfermedad ya estaba bastante avanzada.

Todo comenzó en 2017, cuando Glenn Lilley comenzó a tener episodios de vértigo y a experimentar ciertos zumbidos en el oído. A partir de ahí, todo cambió.

El caso que conmociona: cuatro años con un diagnóstico erróneo

En ese mismo año, Lilley se sometió a una resonancia magnética que, según el análisis de un especialista en oído, nariz y garganta (ENT), no mostró nada inusual ni signos de untumor cerebral.

"Nunca fui de las que molestan a su médico de cabecera. Me sacudo y sigo con las cosas. Durante los siguientes años me las arreglé y seguí con la vida", contó Glenn en el sitio web de Brain Tumour Research, una organización británica dedicada a la investigación, concienciación y el desarrollo de nuevas estrategias para encontrar una cura contra los tumores cerebrales.

La docente jubilada, originaria de Yorkshire, Reino Unido, continuó con sus actividades cotidianas, mientras trataba de ignorar sus síntomas. Se le había colocado unos audífonos para mejorar su situación.

Sin embargo, en 2021, la situación empeoró. "Todo se volvió negro y me golpeé la cabeza contra el escalón de piedra de la puerta principal", recordó. Fue su esposo John quien la llevó a urgencias, "donde estaba tan desorientada" que ni siquiera sabía su propio nombre. Los médicos inicialmente pensaron que podría estar sufriendo un derrame cerebral.

El diagnóstico errado de 2017 que cambió la vida de la docente

Estuvo internada una semana en el hospital, donde fue sometida a varias pruebas y un escáner de su cabeza. Allí, el profesor Whitfield le informó a Glenn que tenía un tumor cerebral que se extendía desde detrás de su ojo izquierdo hasta la parte posterior de su cabeza.

Al revisar sus notas médicas completas, el profesional reveló que la masa ya podía verse en el escáner de 2017, cuando era del tamaño de una uva, y había sido pasada por alto por el especialista anterior.

Comentó que había crecido agresivamente desde entonces, pareciendo ahora "dos ciruelas" en la pantalla. A pesar de esta revelación, Glenn afirmó que no le guarda rencor al especialista que falló en su diagnóstico.

La cirugía de 11 horas que salvó la vida de la docente

La mujer fue sometida a una intervención quirúrgica de 11 horas, en la que le extirparon la masa. Luego de eso, le confirmaron que su tumor era un meningioma atípico de grado 2. Aunque era de grado intermedio, existe la posibilidad de que regrese, quizás en diez años, requiriendo radioterapia en lugar de otra cirugía.

"Me tomó un año perder el peso que gané. Comencé a dar más pasos, a caminar afuera, primero con muletas y luego sin ellas, y gradualmente mejoré mi estado físico", contó. Para celebrar el primer aniversario de su cirugía en septiembre de 2022, caminó 31.000 pasos.

Aunque todavía tiene ciertas secuelas físicas, Glenn decidió convertirse en activista para crear conciencia sobre la importancia de investigar más sobre los tumores cerebrales.