En esta noticia
Un geólogo francés pasó dos meses aislado en una cueva sin contacto con el mundo y dio con un hallazgo que transformó la compresión sobre la percepción del tiempo que tienen los humanos. El hombre se encerró en una cueva en los Alpes franceses para autoexperimentar sobre la cronobiología.
Su nombre era Michel Siffre, quien decidió vivir esta experiencia en 1963, y aún hoy, a 60 años de su aventura, continúa siendo un descubrimiento alucinante en la historia en este campo de estudio. Y es que, este experimento iba a durar 15 días, pero terminó extendiéndose a 63 días debido a que la percepción de tiempo se alteró por completo de maneras jamás pensadas.
El experimento que lo cambió todo: un hallazgo inesperado
El geólogo Siffre pasó durante su estancia en la cueva en condiciones totalmente extremas: temperaturas cercanas a los 0°C, humedad que alcanzó el 98% y una temperatura corporal de 34°C. Esto permitió que se recompilen datos fundamentales para el estudio de los ritmos biológicos humanos, ya que Michel recopiló todo este control exhaustivo de su estado físico y mental en un cuaderno.
Con estos datos se descubrió el ritmo interno del cuerpo humano, el cual se separa del ciclo de 24 horas del día. Al aislarse, Siffre descubrió que su ciclo biológico comenzó a alargarse gradualmente.
¿Qué descubrió el geólogo en esta cueva?
El científico francés notó que, con el pasar del tiempo, sus días comenzaron a alargarse. Al principio de a poco, pero luego comenzó a estar despierto durante 24,5 horas, para extenderse hasta 36 horas despierto, seguido de 12 horas descansando.
Esta alteración tan pronunciada en el ritmo circadiano fue un hallazgo inesperado que alteró por completo las teorías existentes. Pero este alargamiento en su ciclo no fue consciente, y a pesar de llevar un diario con toda su información biológica, este cambio no fue percibido por el geólogo.