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Las llamadasZonas Azulesson regiones del mundo donde las personas viven más tiempo que el promedio global. Okinawa en Japón, Ikaria en Grecia y Ogliastra en Italia son algunos ejemplos.

En estos lugares, la longevidad se asocia a una dieta saludable, actividad física constante, vínculos sociales fuertes y un propósito de vida claro.

Pero un nuevo estudio publicado en el Journal of Aging Research pone en duda que estos factores sean universales. Investigadores analizaron cuatro regiones del oeste de Finlandia y encontraron que la longevidad no siempre depende de seguir los principios de las Zonas Azules.

¿Dónde se vive más en Finlandia?

La región de Åland, de habla sueca, lidera en expectativa de vida en Finlandia. Tiene el mayor puntaje en bienestar ambiental y la población más sana entre las zonas estudiadas. Sin embargo, no cumple con todos los hábitos saludables que caracterizan a las Zonas Azules.

Por el contrario, Ostrobothnia de habla sueca sí sigue los principios del estilo de vida saludable, pero muestra tasas de salud más bajas y menor expectativa de vida. En el sur de Ostrobothnia, también de lengua finlandesa, ocurre algo similar.

La palabra de los expertos

Los investigadores concluyen que vivir más no siempre implica tener mejor salud. Tampoco se puede asegurar que los hábitos saludables garanticen longevidad en todos los contextos. Factores culturales, políticos y económicos también influyen.

La investigadora principal del estudio, Sarah Åkerman, de la Universidad Åbo Akademi, señaló que se necesitan más estudios demográficos para entender por qué algunas comunidades viven más, incluso sin seguir los patrones clásicos de salud.

¿Cómo hacen estás personas para vivir más?

Aunque hay casos excepcionales, como personas que fuman toda su vida y llegan a los 90 años, los expertos coinciden en que no conviene apostar a la suerte genética.

La mayoría de las personas que viven más y mejor lo logran gracias a hábitos sostenibles: buena alimentación, ejercicio, vínculos sociales y control del estrés.

Además, el nuevo enfoque en longevidad no busca solo sumar años, sino mejorar la calidad de vida en la vejez. Ese es el verdadero desafío: llegar a los 80 o 90 años con autonomía, salud y bienestar.