

El hígado graso es una de las afecciones más frecuentes que compromete a un órgano esencial en la digestión, el metabolismo de las grasas y la depuración de toxinas. La acumulación excesiva de grasa en este órgano puede generar inflamación y, si no se trata, derivar en complicaciones serias.
En este escenario, la alimentación se convierte en el principal recurso para favorecer la recuperación. Entre las opciones más recomendadas por los especialistas, sobresale una hortaliza que, gracias a su riqueza en antioxidantes y fibra, resulta fundamental para disminuir la grasa acumulada y proteger las células hepáticas: el brócoli.
Según la Universidad de Illinois, el consumo regular de brócoli ayuda a prevenir la acumulación de grasa en el hígado y reduce la inflamación gracias a sus compuestos sulforafanos.
¿Cuáles son las principales causas del hígado graso?
Las razones más habituales dependen del tipo de hígado graso que se presente:
- Hígado graso no alcohólico (HGNA): suele vincularse con sobrepeso, resistencia a la insulina, colesterol alto y una dieta cargada de azúcares y grasas saturadas.
- Hígado graso alcohólico (HGA): está relacionado con la ingesta excesiva de alcohol y predisposición genética.
En ambos casos, adoptar un estilo de vida saludable, mantener una dieta equilibrada y realizar controles médicos periódicos es clave para frenar su evolución.
La Organización Mundial de la Salud recomienda incluir al menos 400 gramos diarios de frutas y verduras, entre ellas crucíferas como el brócoli, para mantener una función hepática saludable.
¿Cuáles son los síntomas más comunes del hígado graso?
Esta patología avanza muchas veces sin mostrar señales, lo que provoca que pase inadvertida para muchas personas. Sin embargo, cuando aparecen síntomas, estos pueden incluir:
- Cansancio persistente.
- Dolor o molestia en la zona superior derecha del abdomen.
- Pérdida de peso sin explicación aparente.
- Náuseas recurrentes.
- Dificultad para concentrarse o sensación de confusión.
Frente a estas señales, es indispensable acudir a un profesional de la salud para confirmar el diagnóstico y prevenir daños mayores.

Por qué el brócoli es un aliado del hígado
El brócoli se considera un protector natural de la salud hepática por tres propiedades principales:
- Rico en antioxidantes: resguarda a las células hepáticas del estrés oxidativo, ayuda a reducir la inflamación y estimula la producción de glutatión, un antioxidante clave para la desintoxicación del cuerpo.
- Gran aporte de fibra: regula la glucosa en sangre, mejora el tránsito intestinal y facilita la expulsión de toxinas, disminuyendo la carga de trabajo del hígado.
- Presencia de sulforafanos: estos compuestos bioactivos activan enzimas que defienden al hígado, optimizan el metabolismo de grasas y reducen el riesgo de enfermedades hepáticas.
Una investigación en animales publicada en The Journal of Functional Foods encontró que el consumo habitual de brócoli podría acelerar la descomposición de la grasa hepática, aunque aún se requieren estudios adicionales en humanos.
Cómo incluir el brócoli en la alimentación
Sumar brócoli a la dieta diaria es fácil y versátil. Algunas ideas distintas para poder sumarlo a la alimentación:
- Salteado: con pollo, zanahoria, ajo y un toque de salsa de soja.
- En ensaladas: crudo, acompañado de nueces, frutos rojos y un aderezo de yogur con limón.
- Al vapor o al horno: como guarnición, con aceite de oliva, ajo y especias.
- En puré: mezclado con aceite de oliva y queso crema para acompañar carnes o pescados.












