

La Estatua de la Libertad, cerrada al público desde la mañana del 11 de septiembre de 2001, abrirá nuevamente sus puertas este verano boreal después de recibir una serie de mejoras en sus condiciones de seguridad.
Los turistas no están autorizados a ingresar al monumento de 118 años, desde que un estudio reveló problemas de seguridad y peligros de incendio.
Esto impidió que miles de visitantes suban hasta el observatorio por la escalera interior de la ventosa estatua, aunque el servicio de ferry a Liberty Island siguió funcionando.
American Express y otras corporaciones dirigieron esfuerzos para recaudar fondos para reabrir la estatua de 46 metros de altura que Francia obsequió a Estados Unidos como símbolo de amistad.
Una de las medidas de seguridad que se incorporaron al monumento es el sistema de control por pantalla que requirió una inversión cercana a los u$s 7 millones.
Gale Norton, secretaria del Departamento del Interior de Estados Unidos, estima que las obras estarán listas para julio, a tiempo para las vacaciones de verano.









