En un momento en que las firmas financieras buscan diversificar su base de comisiones, los bancos de inversión anticipan oportunidades por al gran interés de los ricos Estados del Golfo por asegurarse el suministro de alimentos en el largo plazo a través de inversiones.

Christopher Hawley, miembro del directorio de Rothschild en Dubai, dijo que su firma consultora está presentando a sus clientes en el Golfo la posibilidad de realizar inversiones en Brasil, Australia y el este de Europa, ya que están interesados en convertir su superávit debido a los petrodólares en activos que puedan asegurarles la provisión de alimentos básicos como trigo y arroz. Sin embargo, estas inversiones en la seguridad alimentaria, particularmente en el caso de la propiedad directa de la tierra, tienen riesgos políticos. Hawley no reveló si ha cerrado alguna operación de este tipo.

Los bancos de inversión quedan afuera de las operaciones agrícolas que se hacen directamente entre gobiernos, pero los acuerdos entre corporaciones pueden resultar lucrativos.

Muchas naciones que exportan productos agrícolas necesitan inyecciones de capital para mejorar los rindes y contribuir a desarrollar infraestructura, pero en este caso los inversores corren el riesgo de ser acusados de neocolonialistas. Sudán es un ejemplo. Arabia Saudita, Qatar y los Emiratos Unidos Arabes han dicho que podrían volcar decenas de millones de dólares en ese país africano, arrendando terrenos en producción en un territorio que según muchos anticipan, podría convertirse en el granero del mundo árabe. Pero en medio de la ola de censura por la guerra civil en Darfur, Jartum recibe ayuda alimentaria de emergencia aunque al mismo tiempo vende tierra que, según se teme, podría reservarse para la exportación. “Es un gran desafío. Como asesoramos en estrategia de inversión, estos temas deben tenerse en consideración , porque son políticamente sensibles señaló Hawley.

Otros países musulmanes, como Egipto, Indonesia, Pakistán y Turquía, son el principal foco de atención de los Estados del Golfo, debido a la proximidad geográfica y los lazos comerciales ya establecidos, pero ahora la cacería se está extendiendo por Asia, Africa y otras partes

Los países exportadores de petróleo saben que sus principales productos –el crudo y los derivados– se necesitan en países africanos como Zimbabwe, por ejemplo, que tiene tradición agrícola. Como consecuencia Benessia Petroleum, un grupo de Qatar, lanzó la idea de construir una refinería en ese país, pero el progreso ha sido lento.

Rothschild, que se ha asociado con el banco holandés Rabobank para cooperar en fusiones y adquisiciones relacionadas con productos agrícolas y alimentos, advierte a los inversores que deben ser cuidadosos. El gobierno de Madagascar cayó, en parte, debido a una operación de venta de tierra con una compañía coreana, y Qatar enfrentó oposición en Kenia.

Pero los Estados del Golfo saben que sus poblaciones crecen rápidamente y recuerdan los murmullos de protesta que se escucharon en la región el año pasado, cuando la inflación trepó mucho, obligando a algunos gobiernos a poner topes a los precios de los alimentos y a otros a imponer restricciones a la exportación.

“Debido a que la región necesita alimentos, y los países en desarrollo necesitan capital, ambas partes podrían beneficiarse. El tema no va a desaparecer, pero es preciso que los inversores sean responsables, porque la oposición política puede ser significativa , agregó Hawley.