Varios economistas argentinos enrolados en la izquierda plantean desde hace muchos años la teoría de que la Argentina fue utilizada, durante las últimas tres décadas, por los países más poderosos y los organismos financieros internacionales como laboratorio para realizar “experimentos financieros que, desde su punto de vista, trajeron más desgracias que beneficios a nuestro país.

La debilidad institucional de la Argentina y la connivencia de algunos gobiernos habrían permitido que se aprovechara este particular banco de pruebas para ensayar con medidas de política como la “tablita cambiaria del ex ministro de Economía José Martínez de Hoz (1976-1980), la Convertibilidad de Domingo Cavallo (1991-2001) y las reiteradas estatizaciones de deudas del sector privado en 1982, 1985 y 2001. Más cerca en el tiempo estarían los ensayos realizados con el corralito, el corralón y la pesificación asimétrica (2001-2002).

Estatización made in UK

Pero algunas de estas medidas de política que parecen atributos de la informalidad y de la imprevisibilidad argentinas hoy pueden contemplarse con cierta dosis de sorpresa en algunas de las principales economías desarrolladas.

En materia de estatización de deudas privadas, algo que desde 1982 se le reprocha a Cavallo durante sus años al frente del Banco Central (y que luego fuera replicado por otros funcionarios argentinos), hoy es motivo de fuertes críticas en Gran Bretaña, donde el gobierno decidió salir al rescate de un banco hipotecario con problemas de solvencia, luego de la crisis financiera estadounidense de agosto.

El banco inglés Northern Rock, especializado en el mercado de hipotecas, sufrió una corrida bancaria la semana pasada por rumores de que se encontraba en problemas de liquidez. Si bien esta entidad no había invertido en créditos hipotecarios de alto riesgo de los Estados Unidos –como sí le sucedió al banco alemán IKB, que fue rescatado por un organismo estatal de Alemania–, la crisis de liquidez que sacude a la banca europea le habría impedido hacer frente a los retiros de sus ahorristas.

La medida motivó un duro editorial del diario Financial Times: “el pánico financiero golpeó al público y a los políticos del Reino Unido durante la última semana, provocando dos resultados significativos: la primer corrida contra un banco británico desde el colapso del Overend and Guerney en 1866; y la transformación de depósitos bancarios en deuda pública con el simple uso de una birome. Este es un momento histórico . Finalmente, en los últimos días se informó que el rescate podría llegar a ser limitado.

Corralito à la française

Pero la crisis hipotecaria de agosto también sirvió para echar mano de otros instrumentos probados en la Argentina. Tal es así que el banco francés BNP Paribas tomó la decisión de aplicar un corralito a tres fondos de inversión que habían quedado seriamente comprometidos por invertir en activos securitizados con hipotecas subprime estadounidenses.

El 9 de agosto último, la entidad francesa había tomado la medida de congelar el retiro de dinero de estos fondos que movían u$s 2.200 millones. Para fin de mes, cuando lo peor de la crisis ya había pasado, el banco anunció que el corralito se levantaba.

“El congelamiento fue la mejor solución para proteger los intereses de nuestros clientes y accionistas , declaró en ese momento Baudouin Prot, director general de la entidad financiera, aprovechando de paso la experiencia argentina en materia de explicar lo inexplicable (varios años antes, el ex ministro Cavallo se justificaba diciendo que “con el corralito defendía los ahorros de los argentinos ).

Y si bien por ahora la audacia de los países más desarrollados parece estar contenida –sólo aplican estos experimentos a escala reducida–, aún es pronto para saber si después de estas pruebas, que a primera vista parecen exitosas, no se animarán a echar mano de las viejas recetas argentinas y terminarán aplicándolas al resto de la sociedad. En circunstancias más severas, habrá que ver qué ocurre.