

La delegación de funciones de Fidel Castro en Cuba, ante todo políticas y militares, en su hermano Raúl Castro, General del Ejército (FAR), por motivos de enfermedad, aún sin ser definitiva, implica una modificación de la naturaleza del régimen político vigente desde 1959.
El sistema régimen que gobierna Cuba desde hace 47 años tiene un rasgo estructural constante, que es su eje y clave: el carisma de Fidel Castro. Ninguna institución en la Isla, ni el Partido, ni las FAR, tienen una existencia independiente de Fidel.
El régimen cubano no es una estructura totalitaria cuyo eje es el partido, como los de Europa Oriental. Tanto el partido, como las FAR, son una ‘correa de transmisión’ de la voluntad de poder del líder carismático.
El régimen posee nítidos rasgos militares, surgidos de una historia de guerra interna y ‘misiones internacionales’. Fidel es, ante todo, “el comandante . En el régimen cubano, la FAR ocupa el primer lugar, por encima del Partido Comunista, al que supera en arraigo y legitimidad.
La transición se ha puesto en marcha en Cuba, aún si el alejamiento de Fidel Castro es transitorio. Es semejante a lo que ocurrió con Franco en España; aunque el ‘generalísimo’ sobrevivió varios años, el juego político peninsular comenzó a funcionar, antes de 1975, de acuerdo a una dinámica post-Franco.
Todo indica que el Ejército estará en el eje del proceso político cubano. Lo decisivo de Raúl Castro no es su papel de hermano, sino su condición de ‘General de Ejército’. Una experiencia revolucionaria militar, concluido el periplo ‘carismático-totalitario’, vuelve a encontrar su inicial condición castrense.










