

Comenzaron las clases en el hemisferio norte, así que es propicio hacer una pruebita. La zona del euro se enfrenta: a) a una crisis fiscal; b) a una crisis política; c) a ambas; d) a ninguna. Es una pregunta con trampa o, al menos, una pregunta tramposa. La respuesta depende del modo como se comporten los bancos centrales de la zona del euro, sus políticos e inversores, y de las noticias provenientes del resto del mundo.
En el curso de la gira expositiva de la semana pasada, el ministro de finanzas de Grecia afirmó que “no se realizaría la reestructuración de la deuda. Los inversores no le creen. En la actualidad, Grecia paga una tasa de interés nueve puntos porcentuales más alta que Alemania, lo que constituye una brecha aun más ancha que la que había antes de que la Unión Europea acordara un paquete de rescate de 110.000 millones de euros para el país heleno.
El nuevo fondo de rescate tiene calificación AAA, en parte, gracias a la promesa de inmensas reservas en garantía de préstamos; sin embargo, los operadores creen que esto solo servirá para que los atribulados soberanos ganen tiempo. El mercado se ha vuelto más criterioso: Los spreads de Irlanda y Portugal están en su nivel más alto desde el advenimiento del euro, mientras que los bonos españoles e italianos se mantienen bastante bien.
Si surge el caos, el Banco Central Europeo (BCE) puede cubrirlo emitiendo euros para los gobiernos, pero bien podría negarse a hacerlo y allanar así el camino hacia el desastre: déficit presupuestario, boicoteo de inversores, parálisis política y contagio imparable. Entre tanto, en la política de la mayoría de los miembros de la zona del euro soplan fuertes aires antieuropeos.El “no más sufrimiento de los griegos bien podría tener por respuesta un “no más euros .
Lo que ha aumentando la probabilidad de que ocurra un desastre es la irresponsabilidad demostrada por los inversores (prestar descuidadamente a los soberanos y desarrolladores inmobiliarios, y repentinamente, cambiar la dirección). Pero la gran amenaza es la irresponsabilidad política.
Todavía no se puede dar una respuesta a la pregunta, pero la respuesta más dichosa (d) ninguna) exige la puesta en marcha de acciones audaces e impopulares: reformas, recortes presupuestarios y firme compromiso con la unidad regional. Muchos alumnos pensarán que es improbable. Si así fuera, deberían marcar la peor respuesta: c) a ambas.










