

Aunque todavía no hay datos oficiales, el crecimiento del PIB de 2005 estará en torno al 9%, completando un trienio en ese andarivel. La tasa de inversión promedio entre 2003 y 2005 fue de 17,3% del PIB, por lo que no es esa la variable explicativa. Hay factores internos y externos que han incidido, dando lugar a una convergencia de intereses entre el sector público, sectores empresariales y de trabajadores, cohesionados por un PIB que aumentó casi 30% desde 2002. En 2006 se inicia una nueva etapa, en la que la economía argentina explorará sus límites y donde esa convergencia de intereses será puesta a prueba.
El fallecido Carlos Díaz Alejandro, uno de los más lúcidos analistas de la economía argentina, afirmaba que las devaluaciones eran recesivas para el país porque a) afectaban negativamente la distribución del ingreso; b) solían venir acompañadas de subas de tasas de interés que afectaban el consumo durable y la inversión.
Si bien la caída del PIB en 2002 fue devastadora, la recuperación posterior resultó rápida y muy significativa. ¿Se apartó de aquel modelo?.
a) Las condiciones iniciales de la devaluación de 2002 fueron inéditas: la deflación previa hizo que la economía perdiera toda inercia inflacionaria, a diferencia de anteriores devaluaciones. Había además elevada capacidad ociosa, no obsoleta en general. La brecha entre el producto observado y el potencial en 2002 llegó a 17 puntos, por lo que el PIB podía subir 20 % (de 83 a 100) utilizando mejor los recursos disponibles.
b) El impacto a nivel distributivo se reflejó en mayor pobreza, pero el consumo comenzó a recuperarse de la mano del empleo (el capital se encareció súbitamente) y del aplacamiento de la inflación luego de 2002. El consumo subió 29% entre 2002 y 2005, exactamente igual que el PIB.
c) Una razón fue que el PIB per cápita medido por el poder de compra cayó (-16 %) mucho menos que el PIB per cápita medido en dólares (-70 %), comparando 1998 y 2002.
d) Hubo factores genuinos en el hecho que no toda la devaluación se trasladara a precios, pero también cuestiones más controvertidas como el congelamiento de precios regulados.
e) Si bien la crisis interrumpió el normal funcionamiento del sistema bancario, las empresas con deudas locales pudieron cancelarlas con quitas de magnitud. Esto favoreció la generación de caja de las firmas (los costos recién comienzan a verse ahora).
f)Los términos de intercambio en 2002/2005 han sido, en promedio, 10% superiores a los de 1998/2001. Esto podría haber mejorado el ingreso disponible en el orden de 2% del PIB.
El superávit fiscal fue el ancla que ayudó a revertir las expectativas más negativas. No sólo estabilizó la economía, sino que contribuyó a la recuperación del nivel de actividad, ya que frenó la huida de capitales. De 2002 a 2004 el superávit primario aumentó a razón de 1,5 puntos del PIB por año (y no fue recesivo). Cuando se achicó, de 2004 a 2005, tampoco provocó, como indicarían los manuales, un aumento de la tasa de interés. Probablemente, un tipo de cambio por encima del nivel considerado de equilibrio posibilitó las tasas reales negativas.
Un Estado quebrado, el grueso de los privados necesitado genuinamente de un cambio en los precios relativos, una legión de desocupados demandando empleo (y muchos de los empleados temiendo perder su condición), este conjunto de actores se constituyó en la base de apoyo socioeconómica para los cambios que tuvieron lugar entre 2001 y 2002, más allá de otros intereses espurios.
Sin embargo, en esa alianza pueden aparecer elementos de fricción. Por ejemplo, ¿quién se beneficia más con el dólar a 3,05 pesos? El gran ganador ha sido el Estado, que reestructuró sus compromisos externos y tiene el grueso de sus gastos en pesos. ¡Y la recaudación de impuestos subió 175% entre 2001 y 2005!. Supera así la suba de los precios mayoristas, que fue de 143% en igual período, siendo que los costos empresarios tienen buena parte de insumos dolarizados. ¿Habrá un replanteo entre el fisco y el sector privado a la luz de estas diferencias?.
En cuanto a los trabajadores, un factor de tensión es la brecha récord entre formales e informales: el sueldo en blanco es casi 2,3 veces el de un informal, cuando años atrás la relación era 1,6 a 1.
Entonces, con el logro del triple 9% todavía fresco, y con la necesidad de hacer sustentables las tendencias positivas, junto con el riesgo de más y no menos fricciones entre los distintos actores, se tiene otra dimensión para el seguimiento de los temas clave:
a) Excedentes de dólares y reservas. En 2005 las compras de dólares por parte del BCRA totalizaron 8.500 millones, o sea 75% del superávit comercial del año. Debería tenerse en cuenta que el saldo comercial en 2006 podría achicarse en 3.000 a 3.500 millones, por lo que las compras de dólares (de replicar el 2005) superarían el 100% del superávit comercial. Las exportaciones argentinas crecen, pero no logran superar el 0,4% de las exportaciones mundiales. Mientras, Brasil pasó de 0,94 a 1,13 % de las exportaciones mundiales entre 1998 y 2005.
b) Tasa de inversión y crecimiento: el actual nivel de la tasa de inversión podría garantizar un ritmo de crecimiento promedio del PIB de no más de 3% en forma sostenida. Así que, después de 2006, o el crecimiento del PIB converge a ese límite, o la inversión trepa para garantizar, por ejemplo, un crecimiento del 6%.
c) Tasa de inflación y tipo de cambio: hasta ahora los precios al consumidor sólo recogieron el 37% de la variación del dólar. Pero el traspaso a precios será mayor en el futuro mientras más previsible sea la evolución del tipo de cambio. Un poco más de flotación no vendría mal.










