La semana pasada, cuando AstraZeneca dio a conocer detalles del recorte de 3.500 puestos de trabajo en todas sus operaciones de investigación y desarrollo a nivel global, no fueron sólo los empleados de la empresa los que se preocuparon. La decisión tomada por el grupo farmacéutico anglo-sueco es la última de una serie de reestructuraciones recientes que van a tener un impacto considerable sobre el volumen de la innovación médica futura y la forma en la que ésta se desarrolla.

Muchas compañías achicaron su gasto interno y cerrado algunos departamentos de investigación de enfermedades en los últimos meses, en parte para reducir la duplicación tras una seguidilla de adquisiciones a gran escala, como en las que Pfizer compró Wyeth y Merck se quedó con Schering-Plough.

Otros gigantes farmacéuticos han tomado medidas similares en un momento en el que aumentan las presiones comerciales para reducir gastos fijos.

El mes pasado, los directivos de GlaxoSmithKline dijeron que la compañía iba a interrumpir la investigación en áreas tales como la depresión para concentrarse en otras donde la ciencia es más prometedora.

“Una tercera parte de nuestro total de gastos en investigación y desarrollo son costos fijos de los edificios, que se acumulan aún antes de encender las luces y que entre un científico , señaló Chris Viehbacher, CEO de Sanofi-Aventis.

Esta medida libera dinero para poder invertir con mayor flexibilidad en proyectos más prometedores, ya sea que tengan lugar dentro o fuera de la compañía. Esto refleja un reconocimiento cada vez mayor, incluso por parte de empresas como Merck de la necesidad de aprovechar los avances científicos que tienen lugar fuera de sus paredes.

Andrew Baum, analista de farmacéuticas de Morgan Stanley, pronostica que muchas más compañías van a dar este giro hacia una mayor ‘externalización‘ de sus carteras de medicamentos y estiman que los retornos podrían triplicarse si se invirtiera en medicamentos menos riesgosos que se encuentren en fase media de desarrollo a cargo de empresas de biotecnología.

Sin embargo, el hecho de que las grandes compañías farmacéuticas ya no opten por el desarrollo interno de medicamentos también es motivo de preocupación. “Aún se necesita contar con el personal suficiente que analice los proyectos externos , dijo David Brennan, CEO de AstraZeneca.

También existen temores relacionados con la capacidad de los desarrolladores de medicamentos más chicos de mantener el flujo de “productos proyectados de la industria. “Todavía no se sabe si la biotecnología resultará suficiente para alimentar el motor de la gran industria farmacéutica en el largo plazo , comentó Clive Dix, presidente de la Asociación de Bioindustria del Reino Unido.

Los proyectos tampoco son una panacea. La semana pasada, Pfizer anunció el fracaso de la prueba clínica de Dimenbon, la droga para el Alzheimer desarrollada con su socio Medivation. El lunes Roche puso fin a un proyecto conjunto con Biogen Idec para desarrollar un tratamiento para la artritis reumatoidea.