A fines de los ochenta, cuando las computadoras llegaron a las oficinas, los sistemas operativos eran tres: MS-DOS, Unix y Apple. A principios de los noventa, cuando la computación se hizo realmente masiva, el sector erigió a un rey indiscutido, Microsoft, que tuvo una descomunal expansión de la mano de las distintas versiones de su sistema operativo Windows y de programas como el Office y el Explorer.
Aunque pocos se atreví
an siquiera a pensar en el surgimiento de una alternativa a estos programas, a partir de 2000 se dio una explosión de los fanáticos del código abierto y el software libre, muchos de ellos acérrimos enemigos del sistema pago que proponía la empresa fundada por Bill Gates. Así surgió Linux, un sistema operativo de código abierto que fue desarrollado por primera vez por el finlandés Linus Torvalds, quien hizo público el código fuente (comandos de programación).
Desde entonces, los fanáticos de la programación no propietaria, que se movían en clubes selectos, se convirtieron en desarrolladores de estos sistemas.
El modelo que promulgaban los partidarios del software libre a ultranza, donde todo era gratis y la clave era cooperar, no le cerraba a las empresas que buscaban un negocio. Así, surgió la idea de divorciar lo que es software libre de lo que se conoce como código abierto. En esta última opción, el desarrollador abre el corazón del sistema, a cambio de una licencia que se paga. Además, ofrece capacitación, certificaciones y servicio técnico. “Antes se vendían cajas cerradas y licencias por las que se cobraba. Ahora es más parecido a una suscripción, que ofrece una cantidad de servicios asociados que van más allá del producto en sí, que se puede bajar gratis de Internet , dice Carlos Ferro, director de Servicios de Novell, distribuidora de Suse, una versión de Linux.
¿Más barato o más caro?
Aunque existen especialistas que sólo bajan el programa de Internet, es común que, a nivel de las empresas, se necesite algún tipo de asesoramiento.
Según firmas del sector, a las compañías que cuentan con hasta 50 computadoras la mudanza de un sistema propietario –como lo es Windows– a Linux les toma cerca de una semana y les cuesta $ 7.000. Un curso de capacitación para usuarios y operadores cotiza entre $ 600 y $ 700 por persona, y las certificaciones para desarrollar estos sistemas parten de los $ 1.500. El soporte técnico puede suponer un costo de $30 la hora (una Pyme promedio necesita 40 horas semanales el primer año). Por la diversidad de ofertas que existen en las veredas de los sistemas propietarios y no propietarios, la conveniencia o no de implementaciones de estándares abiertos depende de lo busque cada empresa.
Los ‘gordos’ se suben a la ola
HP, IBM y Dell, las empresas que más computadoras vendieron en la Argentina el año pasado, ya lanzaron máquinas con estándares abiertos basados en Linux. “Creemos que los sistemas tienen que ser interconectables, porque solo así se puede dar mayor flexibilidad a los costos , explica Sebastián Porro, gerente de la división Software de IBM, empresa que invirtió u$s 1.000 millones en este tipo de desarrollos. “La seguridad nunca fue un problema, Linux ya es un éxito en servidores e Internet , asegura el ejecutivo.