

No hay interés en el gobierno argentino por volver a relacionarse con el FMI. Tampoco necesidad de fondos frescos. Pero el distanciamiento con el organismo que lidera Dominique Strauss-Kahn luce cada vez más como un escollo insalvable para avanzar en otro tema que sí desvela a la Casa Rosada: el default con el Club de París.
El Gobierno volvió ayer a insistir en que no ha modificado su postura respecto al Fondo. Bajo las actuales condiciones, no hay posibilidad de que se habilite la llegada de una misión del organismo para realizar la revisión anual de los números de la economía (frenada desde hace cuatro años) que estipula el artículo IV del estatuto del FMI. Sin embargo, existe interés del lado argentino por sentarse a negociar. Los movimientos del Ministerio de Economía que conduce Amado Boudou apuntan a insistir con las reformas en el Fondo, que habiliten no a una auditoría, sino a una remisión de los datos oficiales sobre la marcha de la economía.
Argumentan en el Palacio de Hacienda que actualmente los números de la Argentina son inclusive mejores que los de gran parte de los países que integran el G-20. Aunque paradójicamente, es la única nación de este grupo que no tiene revisión de sus cuentas.
Este fue el mensaje que dejaron el secretario de Finanzas, Hernán Lorenzino, y el jefe de Gabinete del Ministerio de Economía, Guido Forcieri, durante la reunión del G-20 de la que participaron esta semana en Seúl, Corea. Volverán a reunirse con sus pares en 20 días en Washington, cuando se realice la Asamblea Anual del FMI y el Banco Mundial en Washington, Estados Unidos. En esta oportunidad la comitiva oficial estará liderada por Amado Boudou y quien presida el Banco Central. Posiblemente, Mercedes Marcó del Pont, quien sería postulada para otro mandato por el Ejecutivo, aunque su cargo podría quedar en comisión si no logra el aval del Senado.
“No hay cambios respecto a la postura de la Argentina con respecto al artículo IV. Pero estamos abiertos al diálogo y esperamos que ellos también lo estén. Seguramente vamos a tener bastante tiempo para charlar en Washington , adelantó una fuente oficial a El Cronista. La fuente negó también que el FMI contemple sancionar al país por la negativa a aceptar una misión que audite la economía del país. “No hay nada eso. No se nos informó nada de eso, ni formal, ni informalmente. Y en los casos anteriores en los que aplicó una medida así fueron por motivos muy diferentes , señaló.
Una de las vías que exploró el Gobierno meses atrás fue girar al FMI la base del informe denominado “18K como presentación de la economía argentina. Se trata de un abultado documento de alrededor de 400 páginas que el Ministerio de Economía debió confeccionar recientemente para lograr la autorización del organismo regulador de los mercados de Estados Unidos (Securitie and Exchange Commission, SEC) para realizar el canje de deuda en junio.
En este contexto –como adelantó este diario el lunes– la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se verá a principios del mes próximo en Alemania con la canciller de este país, Angela Merkel. Se trata de la mandataria de los países desarrollados que mejor sintonía tiene con la presidenta argentina.
Cristina le pedirá que respalde un acercamiento de Argentina con el Club de París. Para el Gobierno es crucial destrabar las negociaciones en este sentido, que se congelaron desde 2002 cuando se declaró el default de los u$s 6.700 millones que se adeudan a este grupo. Además de Alemania, los otros acreedores son Estados Unidos, Japón, Holanda y Francia.










