El aislamiento social preventivo y sus prórrogas han empujado a muchos contribuyentes y cuentapropistas a un escenario complejo. Existen actividades económicas que no pueden abrir sus puertas y sin embargo deben continuar pagando sueldos -con cierta ayuda del estado-, gastos fijos y erogaciones inherentes a un negocio "en marcha".
La aceleración de los casos de COVID-19 de los últimos días señalan que la cuarentena llevada responsablemente y con distanciamiento social son el único mecanismo que hoy se dispone para evitar la proliferación de casos. El área de AMBA es la que más sufre esa problemática por la composición de su población y la movilidad de sus ciudadanos en transportes públicos.
El país está sintiendo los golpes en su economía por la caída de la actividad. Argentina acostumbrada a sufrir crisis recurrentes está en medio de una más... pero esta vez no estamos solos; Brasil, Chile, Europa, EEUU, China, y el mundo entero están sufriendo las mismas consecuencias del parate de la economía.
Esto para nosotros además de una crisis (a las que estamos acostumbrados), es una oportunidad
de revisar y corregir mucho de lo que hasta ahora se ha hecho mal, pero en un contexto donde el mundo está en una suerte de parate económico. Si somos lo suficientemente inteligentes, podemos encarar una construcción colectiva para estar de pie, cuando flamee nuevamente la bandera de largada y el mundo sea lo más parecido a lo que conocíamos antes del COVID-19.
El informe de este año del instituto Argentino de Análisis Fiscal señala que en nuestro país conviven 165 impuestos. 41 nacionales, 39 provinciales y 85 impuestos municipales o a nivel departamental.
Sin embargo con el IVA, el impuesto a las Ganancias, los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social, y el impuesto sobre Ingresos Brutos se concentra el 70% de la recaudación tributaria consolidada. Si se agrega el impuesto al Cheque, el impuesto sobre los Combustibles y la tasa de Seguridad e Higiene municipal, tenemos con ese puñado de tributos el 90% de la recaudación.
Entonces más de 150 tributos solo aportan el 10% de la recaudación. Debemos revisar esa compleja maraña de tributos para simplificar la vida de los contribuyentes y hacer más fácil el escenario para invertir en el país. Poner la energía en producir y no en liquidar impuestos complejos que no conllevan un gran aporte a la recaudación.
Los argentinos somos uno de los principales países en los que sus ciudadanos ahorran en dólares estadounidenses y ese dinero en la mayoría de los casos se encuentra atesorado fuera del circuito productivo e incluso oculto de las autoridades fiscales, pero este no es un problema del ciudadano sino de un estado que continuamente cambia las reglas de juego.
Nuestros dirigentes deben crear las condiciones para que todo aquél que posea un ahorro guardado en el colchón lo pueda poner al servicio de la producción, porque tenemos que pensar con anticipación en reconstruir las bases productivas del país. Muchos comercios necesitarán un flujo de dinero para mantenerse en pie con plazos de repago y tasas de interés mucho más flexibles que las que se encuentran hasta ahora, y yendo un paso más allá quizás deba articularse un mecanismo para revivir de la quiebra a algunas empresas.Hay que trabajar ya en ese nuevo horizonte para asistir con generosidad al que realmente lo necesita. En ese camino deben alinearse -con amplios consensos- definiciones políticas, económicas y fiscales al servicio de la producción, el trabajo y el empleo.
En un país bendecido como el nuestro,donde la naturaleza sigue su curso y se producen alimentos para 400 millones de personas tenemos que encontrar "Todos Juntos" la forma de generar riqueza para que la población alcance el estado de bienestar. Hay mucho por hacer y esta es una nueva oportunidad de abordar constructivamente nuestros problemas..,pongámonos a trabajar !!!!
El Dr. Mario Juan Rapisarda es Contador Público Nacional graduado en la UNLZ, especialista en temas tributarios; siendo su correo electrónico mjrapisarda8@gmail.com














