Este año nuevamente Argentina concurrirá a las urnas y como ha sucedido en la historia bursátil local, las elecciones fueron determinantes para la dinámica de los activos financieros. Antes y después de la contienda electoral.
Al haber elecciones este año los bonos y las acciones locales podrían volver a verse influenciados por el resultado y las expectativas electorales. La pandemia y la crisis económica podrían complicar el resultado electoral para el oficialismo. Los analistas comienzan a pensar en la posibilidad de un "trade electoral".
En las elecciones legislativas de 2013, el mercado argentino inició un "bullmarket" cuando los inversores comenzaron a anticipar un cambio de orientación en el Gobierno. El S&P Merval en dólares pasó de u$s 300 a u$s 900 hasta el año 2015. Entonces, el oficialismo perdió las elecciones a manos de Macri y Cambiemos y el índice se duplicó para ir hasta los u$s 1800.
En 2017, con la victoria oficialista de Mauricio Macri en las elecciones legislativas de medio término, el índice amplió el avance para alcanzar un techo en enero de 2018.
Finalmente, en agosto de 2019, con el resultado de las PASO que dio como ganador al actual presidente Alberto Fernández, el Merval se desplomó 50% en dólares inmediatamente después de conocido el resultado de la elección.
Dado que el proceso electoral implica, hasta el momento, la realización de PASO en agosto, tiene sentido comenzar a observar la dinámica de la política y los activos locales para imaginar la evolución futura de bonos y acciones argentinas.
Francisco Mattig, estratega de renta fija de Consultatio cree que el mercado anticipa bastante bien los resultados electorales.
"En promedio, el Merval y los bonos comienzan a subir (o caer) cerca de siete meses antes de un resultado percibido a priori como favorable (o desfavorable) para el mercado. La relación con el tipo de cambio es menos clara, porque parece depender de otros factores más monetarios y propios del mercado de divisas", detallo Mattig.
Elecciones 2021
Para hacer frente a los comicios, el oficialismo pondrá a consideración el desgaste por la crisis sanitaria del coronavirus, la recesión económica, la alta inflación y la inseguridad, entre otras preocupaciones.
Mattig considera que con precios de activos en niveles extraordinariamente bajos, las chances de un "trade electoral", es decir, una recuperación de los precios como anticipo a un resultado electoral favorable a la oposición, es una posibilidad que tiene sentido evaluar.
Sin embargo, advirtió que la suspensión de las PASO podría retrasar el "trade electoral".
"Si las elecciones suceden como está previsto, a fines de junio tendremos los candidatos y el mercado entrará en modo electoral puro. También comenzará la temporada alta de encuestas, que según nuestro análisis influyen bastante en la dinámica de precios de bonos y acciones en las vísperas a una elección", consideró.
Mattig añadió que hay que tener en cuenta los efectos de segunda ronda que implica para el Gobierno entrar en modo electoral y dilatar los ajustes hasta el año que viene. No es disparatado pensar que esto tenga alguna consecuencia en la elección de 2023, lo que profundizaría el "trade electoral", comentó.
El cambio de ciclo visto en 2015 inició con las elecciones intermedias de 2013 y en el que Massa empujó al oficialismo hacia una derrota al kirchnerismo en ese año y luego en 2015.
Adrián Yarde Buller, economista jefe de Grupo SBS entiende que, aunque es demasiado temprano para pensar en 2023, el resultado de las elecciones legislativas de este año podría ser un catalizador interesante para las valuaciones si fuerza un giro más claro de la política económica.
"Los últimos sondeos de opinión muestran que hay tierra fértil para pensar en un escenario de este tipo con las preocupaciones económicas dominando la agenda, aunque no hay que perder de vista que todavía queda mucho camino por recorrer hasta la elección y estamos lejos de que comiencen a asomar los candidatos de cara a octubre", agregó.
A su juicio, "las últimas experiencias de elecciones que impulsaron a los mercados mostraron que las encuestas recién comenzaron a tener algo de impacto a partir del 2° trimestre y también reflejan que los inversores se mantuvieron cautos hasta mitad de año, con las valuaciones recién empezando a mejorar verdaderamente una vez que se conocieron los resultados de las primarias", afirmó el economista jefe de Grupo SBS.
El precio de los activos es bajo medido por distintos ratios financieros. Las acciones argentinas valen entre el 6% y el 20% de lo que valían en 2018 cuando el Merval en dólares supo tocar los u$s 1800. Además, el Merval en dólares operando debajo de los u$s 300 es un nivel en el cual ha sido zona de piso en términos históricos.
José Ignacio Bano, gerente de research de InvertirOnline se muestra optimista pero con cierto grado de cautela ante las chances de pensar en un "trade electoral"
"Creo que hay que ser cauto. Si bien es cierto que es posible ver un rebote del Merval ya que estos niveles de las acciones, son más piso que techo y que los ratios marcan que los activos están en mínimos, no hay evidencias de que podamos entrar un bull market como el que vio el mercado local desde 2013 hasta 2018. Si podemos esperar una mejora de los activos desde estos niveles pero no de semejante magnitud. En 2013 hubo un cambio de humor de los inversores ante la perspectiva de cambio político, algo que no se observar hoy", explicó Bano.
Finalmente, para Mattig, el oficialismo llega a las urnas en una situación compleja. "El índice de Confianza en el Gobierno (ICG, que es buen predictor) ya cayó por debajo del rango que le garantiza una victoria al oficialismo. Pero no solo la "foto" es complicada, sino también la "película" ya que el ICG aún no encontró piso desde los máximos de abril (tampoco la imagen positiva del Gobierno según Synopsis). El escaso avance con el FMI y la aceleración de la inflación son dos factores que pueden profundizar esta tendencia hacia octubre", dijo Mattig.