"El precio del contado con liqui a $ 11,78 es un regalazo, al punto que ya vale lo mismo que el dólar tarjeta, pero nadie quiere ni siquiera tener el riesgo que lo vean operando nada", confiesa el dueño de una sociedad de bolsa.

El problema es que, a raíz de las inspecciones y los allanamientos, ningún broker quiere estar en el ojo de la CNV, razón por la cual el volumen operado se redujo 97%, para evitar posibles contingencias.

La primera medida que tomaron fue no cotizar más el blue chip a precio cerrado. Por lo tanto, el inversor que hace CCL corre el riesgo de la diferencia de cotización que tenga el bono entre que lo compra, espera al menos tres días hábiles y lo vende recién al cuarto día.

El riesgo de la variación de precio es del cliente. En cambio, cuando se le hacía el blue chip puro, el agente bursátil le pasaba precio del dólar y el cliente no tenía riesgo de cotización del bono. Por ende, no le importaba qué bono se le daba, porque él no corría riesgo de cotización, sino que el riesgo estaba implícito en el precio del CCL que el agente bursátil le ponía al dólar. El bono era un simple instrumento para hacerse de dólares y el riesgo de cotización del bono era del agente bursátil.

Si el cliente corre el riesgo significa que no sabe cuántos dólares va a tener cuando venda los bonos, porque dependerá de la variación que haya tenido la cotización del bono que compre. En este caso, sí le va a interesar qué bono comprar porque si tiene mucha volatilidad le puede salir bastante mal. De esta forma, es una operación real de compra primero y venta posterior de un bono. "Así debería de haber sido siempre y no la deformación de asegurar un tipo de cambio", revela un banquero.

"Ya dejó de ser un contado con liqui, ahora es una simple compra de bonos con una posterior venta y el resultado es que, si partís de pesos, al final de todo lo que hagas y abierto es que tenés dólares, y al hacer la cuenta sacarás el resultado de cómo terminaste comprando dólares. Se da porque el mercado está muy pero muy chico: entonces, tanto cliente como intermediario se cuidan, por eso se hace poco y nada. Eso se puede ver en los volúmenes que tienen los mercados en sus registros. Al achicarse el negocio, nadie quiere asumir el riesgo", advierte un mesadinerista.

Sucede que la operación a precio cerrado formal no era viable desde el punto de vista regulatorio, porque se debía comprar y vender al mismo tiempo: el que lo hacía, tomaba el riesgo de anotar un precio al cual se comprometía a pasar una operación tres días después como mínimo.

"El tema es que, básicamente, ya no se opera y las transacciones no se hacen con 72 horas de diferencia, sino con mucho más tiempo de espera, lo que hace que el riesgo de precio sea demasiado grande para quien arma esas transacciones. Las multinacionales suelen operar con bonos por el volumen, mientras los particulares lo hacen más con ADRs", detalla el director financiero de un banco extranjero.

Sin discriminación

"Para operar en bolsa lo que nos importa es que puedan justificar bien el origen de los fondos que nos transfieren para pagar sus operaciones, pero no hay una discriminación por la actividad. Si un importador se acerca a nosotros para comprar bonos o acciones no tiene ningún obstáculo, mientras tenga su legajo completo, en orden y los montos operados encuadren dentro de su perfil de cliente en términos de lavado de dinero", precisa un agente bursátil.

"Si luego quisiera llevarse los títulos comprados a un broker extranjero para venderlos en dólares, puede hacerlo luego de cumplir los plazos establecidos. En el caso que el cliente importador quisiera pagarle a un proveedor extranjero, sólo lo puede hacer desde una cuenta bancaria propia del cliente en el exterior. Eso está permitido y disponible, pero no se lo resuelve una sociedad de bolsa, sino un banco extranjero", agrega.

Un conocedor del mercado se sincera: "Es tanto el trabajo de compliance (cumplimiento), que a los diez primeros agentes del Merval no les justifica abrirle una cuenta a un importador. Por eso, verás que, como mínimo, está en estudio 20 días la carpeta, aún presentando todo prolijo. No es por discriminarlos, sino ver cada uno qué negocio sirve o no, y qué posibles problemas futuros se puede llegar a tener".