En plena campaña electoral, dos de los principales bancos de Wall Street coincidieron en sendos informes al señalar que los comicios legislativos serán determinantes para la trayectoria de bonos, acciones y políticas macroeconómicas en Argentina.
Mientras Morgan Stanley destacó las oportunidades derivadas de la continuidad de políticas impulsadas por el oficialismo y la promesa reformista, el JP Morgan, con más cautela, pero con optimismo también, alertó sobre la creciente prima de riesgo político y la volatilidad de corto plazo que se observa a nivel local.
En la City porteña, el entusiasmo importado de Wall Street se recibe con cierta distancia. Los operadores recuerdan que la historia argentina está plagada de episodios en los que la confianza externa chocó de frente con la realidad doméstica
Según Morgan Stanley, los activos argentinos han quedado rezagados durante 2025, lo que refleja que el mercado aún "no valora plenamente el impulso reformista que mantiene la administración de La Libertad Avanza (LLA)".
Para el banco, esto se traduce en oportunidades tanto en crédito soberano como en acciones, con potencial de valorización antes de las elecciones legislativas en la Provincia de Buenos Aires (PBA) del 7 de septiembre y las nacionales, previstas para el 26 de octubre.
La estrategia recomendada por la entidad es comprar bonos en la debilidad reciente, con preferencia por el Global 2041 (GD41), que ofrece más exposición en el tramo largo de la curva de crédito y, por ende, "mayor potencial de retorno total pese a la pendiente de la curva".
El gigante bancario también advierte que un escenario de reversión de reformas podría generar caídas de hasta 10 puntos, por lo que aconseja mantener "posiciones moderadas y gestionadas con cuidado".
La entidad estadounidense también mantiene una postura "Overweight" en acciones argentinas, entre las que destaca las de Banco Galicia, Vista (empresa de exploración y producción energética) y Loma Negra.

"Aunque existe exposición al riesgo político, las acciones actualmente cotizan a 7,9 veces el EPS futuro (desempeño de la empresa en base a su tamaño), y ofrecen todavía margen de valorización. Para el portafolio modelo Latam de Morgan Stanley, el 2% está vinculado a la economía doméstica argentina y un 3% al total de la región, con recomendaciones de calibrar bien el riesgo y operar con stop loss".
Política macro y reformas
No obstante, el banco subraya la relevancia de las elecciones del 7 de septiembre en la PBA, que representa cerca del 38% del padrón electoral nacional. "Un resultado ajustado, pero competitivo para LLA sería consistente con una victoria en las legislativas nacionales del 26 de octubre y respaldaría la continuidad de políticas, lo que permitiría avanzar en reformas estructurales clave para fomentar inversión y crecimiento potencial", afirmó el informe.
Tras las elecciones, Morgan Stanley anticipa una posible relajación de la restricción monetaria y priorización de la acumulación de reservas. "Las reformas estructurales -laboral, impositiva y previsional- serían esenciales para consolidar un ciclo económico positivo hacia 2026. La reforma laboral incentivaría la formalidad y reduciría la litigiosidad; la reforma impositiva simplificaría el sistema y disminuiría gradualmente la carga fiscal; y la previsional ajustaría los esquemas generosos existentes, reforzando la formalización laboral", agregó.
JP Morgan: riesgo político y volatilidad elevadas
Por su parte, JP Morgan destacó que "a medida que se acercan las elecciones, los mercados incorporan en los precios una prima de riesgo político creciente". En poco más de una semana:
- Los diferenciales EMBI (riesgo país) se ampliaron cerca de 140 puntos básicos.
- El peso argentino experimentó una caída máxima de 5% antes de recuperarse.
- Los rendimientos de LECAP con vencimiento post-elecciones (12 de septiembre y 31 de octubre) aumentaron del 49% a más del 60% en términos nominales, antes de estabilizarse en torno al 50%.
JP Morgan identifica como principales impulsores de esta dinámica a "los factores políticos, en particular las acusaciones de corrupción que involucran al círculo cercano del presidente Milei y la incertidumbre sobre si la Cámara Baja revocará vetos presidenciales que afectarían sustancialmente el gasto fiscal".
Sin embargo, la revalorización negativa del riesgo país no se explica únicamente por factores políticos. Otros factores relevantes incluyen: la sostenibilidad del programa de estabilización, la relación entre divisas y reservas, el alza de tasas locales y la desaceleración de la recuperación económica.

Lo malo, lo bueno y la señal de alerta en la City
Al respeto, el asesor financiero Leandro Monnittola, comentó a El Cronista que, "cuando surgen estas recomendaciones, conviene tomarlas con pinzas".
Para el analista, "siempre es clave analizar el escenario en el que nos encontramos, tanto desde lo político como desde lo económico. Es necesario ser escépticos y recordar que detrás de una recomendación también pueden existir intereses que buscan influir en el precio".
"Recomendamos prudencia al considerar las recomendaciones de Morgan Stanley. Aunque el análisis se centró en el crédito soberano y la renta variable, observamos que los desafíos no son exclusivos del plano político: la situación económica también presenta un camino complicado", agregó el estratega.
Y es que la combinación de tasas reales persistentemente altas, un dólar bajo presión, una fuerte posición de venta en futuros y la nueva intervención del Tesoro en el MULC para contener el tipo de cambio, "conforma un programa económico que aumenta la incertidumbre en los mercados" más allá del 7 de septiembre, comentó.
Por su parte, Piedad Ortiz, economista, MBA en Finanzas y Chief economist en Wise Capital, agregó como positivo que el interés en la Argentina sigue presente, impulsado por su potencial, aunque persisten preocupaciones sobre el tipo de cambio, la política monetaria y los choques externos.
"Las principales firmas internacionales mantienen una visión positiva sobre el Gobierno y, en algunos casos, incluso mencionan la posibilidad de que el país vuelva a integrarse al MSCI de mercados emergentes en el futuro, siempre que se mantenga la estabilidad", aseguró Ortiz.
La estratega fue clara: "Ambas firmas destacan además el abaratamiento relativo de los activos como una oportunidad, sobre todo si se concreta la agenda de reformas del oficialismo. Sin embargo, en estos informes se nota una fuerte confianza en el Gobierno que podría subestimar la volatilidad de un mercado tan cambiante como el argentino, con el riesgo de que estas posiciones se vean liquidadas rápidamente ante sorpresas negativas".
Y es que para Ortiz, en sus tesis, los analistas observan un reafirmamiento de la gobernabilidad oficialista, que permitiría al país salir a los mercados y tomar más deuda, lo que beneficiaría al sector financiero.
"No obstante, es importante considerar no solo la volatilidad implícita en el mercado, sino también los riesgos de devaluación, un rebote inflacionario -al recordar que aún falta ajustar la canasta del INDEC- y posibles choques externos. Si bien un posicionamiento acompañado por una victoria oficialista podría generar resultados positivos, el riesgo argentino es elevado", aclaró.
"Durante la era Macri, el optimismo de los inversores se evaporó rápidamente ante turbulencias internas y externas. De hecho, en aquel momento, muchos inversores extranjeros sostenían que el Gobierno había perdido contacto con la realidad, un escenario que podría repetirse", advierte Ortiz.
El pasado dejó algunas lecciones. "Durante la era Macri, el optimismo de los inversores se evaporó rápidamente ante turbulencias internas y externas. De hecho, en aquel momento, muchos inversores extranjeros sostenían que el Gobierno había perdido contacto con la realidad, un escenario que podría repetirse. Siempre hay un optimismo inicial, pero ante cada riesgo emergente se producen cambios de posición", advirtió la estratega.
Finalmente, no se puede ignorar que la última parte de los mandatos presidenciales suele ser más compleja que la primera: la "luna de miel" política se desvanece y, si no se materializan noticias muy positivas, es probable que los inversores a los que les hablan los bancos de Wall Street comiencen a desarmar sus posiciones.
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