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La derrota de Javier Milei en la Provincia de Buenos Aires reconfiguró, al menos por ahora, la percepción de los inversores sobre el rumbo político de la Argentina, aunque los grandes bancos de Wall Street matizan el impacto en sus informes.
Para Goldman Sachs, por ejemplo, la elección provincial constituyó un "revés" político para Milei, pero en términos prácticos "no tendría un efecto determinante sobre la política económica de su administración".
Así, el banco consideró que, la agenda de reformas, así como el respaldo del Fondo Monetario Internacional (FMI), se mantienen vigentes, aunque con un horizonte de mayor incertidumbre política y económica.
Y es que instituciones como UBS y Citigroup, que mantenían posiciones relativamente positivas en activos argentinos durante agosto, adoptarán una postura más cautelosa tras el resultado electoral.
Por ejemplo, UBS había advertido que un mal resultado podría aumentar la presión cambiaria, mientras que ahora la recomendación general es "mantener" o reducir exposición, a la espera de los comicios legislativos de octubre.
JP Morgan, en cambio, dio un fuerte respaldo a las acciones locales, mientras que Morgan Stanley ajustó su estrategia y recortó su apuesta sobre la Argentina ante la combinación de turbulencia política y señales de desaceleración económica.
Goldman analiza el contexto macro
El contexto macroeconómico aporta más leña al fuego. En julio, la actividad industrial y de la construcción mostró claros signos de debilidad, dijo el banco de Wall Street.
La producción manufacturera cayó 2,3% respecto al mes anterior, con retrocesos severos en sectores clave: vehículos (-9,0%), textiles (-5,5%), muebles (-2,8%) y madera y papel (-2,5%).
En términos interanuales, la industria retrocedió 1,1%. La construcción, en tanto, cayó 1,8% en julio y borró por completo la leve mejora de junio, y apenas logró un alza de 1,4% frente al mismo mes del año pasado, "muy lejos del 14% que había marcado en el período previo".
El debilitamiento de la actividad industrial se ve reflejado también en los indicadores de sentimiento empresarial: "Solo el 21,8% de las compañías encuestadas en julio espera un aumento de la demanda interna en los próximos tres meses, frente al 23,3% de junio", aseguró el documento.
Al mismo tiempo, el 38,9% anticipa una caída y supera el 35,8% registrado el mes anterior. "Esta lectura confirma que la incertidumbre política, sumada a las condiciones financieras restrictivas, afecta las decisiones de inversión y producción", deslizó el gigante bancario.
"Esta lectura confirma que la incertidumbre política, sumada a las condiciones financieras restrictivas, afecta las decisiones de inversión y producción", deslizó Goldman Sachs.
Desde la perspectiva financiera, para el banco, el Gobierno sigue comprometido con una política de "devaluación lenta" al utilizar bonos para financiar su deuda y mantener el objetivo de inflación como ancla macroeconómica.
Según Armella de Goldman Sachs, esto podría obligar a implementar una política monetaria más estricta o flexibilizar el régimen cambiario más adelante, especialmente si las condiciones financieras se endurecen aún más.
Lo que viene
El análisis de Goldman Sachs sugiere que, pese al impacto electoral, la economía podría retomar una senda de crecimiento, aunque el arrastre estadístico de la debilidad reciente es negativo. La combinación de menor crédito, consumo más lento y altos costos financieros, sumada a la incertidumbre política y electoral, plantea un escenario desafiante para la segunda mitad del año.
Para los inversores, el mensaje es doble. Por un lado, la agenda de reformas y el vínculo con el FMI ofrecen cierto respaldo a la estabilidad de los activos, lo que explica que algunos bancos mantengan posiciones en acciones locales.
Por otro, la volatilidad política, la debilidad en la actividad y las tensiones financieras generan riesgos a la baja significativos, especialmente en bonos soberanos y sectores más sensibles al crédito y al consumo interno.