Ataques con misiles contra las defensas aéreas e infraestructuras militares críticas, un bombardeo con cohetes contra los principales emplazamientos de las tropas, seguido de un triple ataque terrestre: la invasión rusa de Ucrania comenzó tal y como había predicho la inteligencia militar occidental. Pocas horas después de que el presidente Vladimir Putin prometiera "desnazificar" Ucrania con una invasión total del país, los tanques y las tropas rusas estaban cruzando la frontera. Las primeras líneas de defensa ucranianas fueron duramente golpeadas por un bombardeo de misiles de precisión en un asalto que los funcionarios occidentales temen que pueda devastar el este de Ucrania y asediar Kiev en cuestión de días. "Los rusos tienen tal supremacía, como una topadora que puede, con tiempo, ir a cualquier parte. La capacidad es tal que pueden tomar el territorio casi tan rápido como quieran", dijo un alto funcionario de inteligencia occidental. "El factor variable clave es hasta qué punto los ucranianos pueden presentar batalla y lastimar a Putin". A partir de las 5 de la mañana de este jueves, los ataques con misiles de prescisión y largo alcance, disparados por lanzadores terrestres y desde barcos en el Mar Negro golpearon los sistemas de defensa aérea de Ucrania, la infraestructura de mando y control, las bases aéreas y las grandes concentraciones de tropas. Los misiles rusos Kh-31P, diseñados para atacar los radares y la infraestructura de comunicaciones del enemigo, se utilizaron ampliamente. Esto allanó el camino para un asalto terrestre a lo largo de tres ejes, con dos probables objetivos iniciales: un movimiento hacia el sur utilizando tropas del despliegue de 30.000 efectivos en Bielorrusia que, según los analistas, podría rodear Kiev, y simultáneamente un movimiento de pinza más amplio utilizando tropas que se desplazan desde Crimea hacia el norte y hacia el oeste desde Rusia para cortar el grueso del ejército ucraniano desplegado en el este del país desde la capital. Seis horas después de la declaración de guerra de Putin, las fuerzas rusas se encontraban en las afueras de Jarkiv, la segunda ciudad más grande de Ucrania y un lugar crítico para las tropas rusas que se desplazan al oeste hacia Kiev. Las capitales occidentales creen que Putin "quiere asfixiar en lugar de arrasar Kiev", dijo el alto funcionario de los servicios de inteligencia, pero hay una preocupación generalizada sobre el número de muertos que podría haber, dado el objetivo declarado del presidente ruso de "desmilitarizar" un país con un ejército permanente de 215.000 soldados. "Hasta ahora, el Kremlin se ha centrado en eliminar la infraestructura civil clave para mantener las funciones de combate ucranianas. Ahora puede ampliarse a eliminar la infraestructura humana para debilitar la resistencia ucraniana", dijo Samuel Cranny-Evans, analista militar del Royal United Services Institute de Londres. Esa brutal valoración se refiere a los informes de los servicios de inteligencia occidentales, que han advertido que Rusia tiene una lista de asesinatos de ucranianos a los que atacar o detener en la invasión. "La clave es ¿cuál es el objetivo final de Rusia? Las acciones se ajustarán a eso", dijo Cranny-Evans. "Si sólo van donde están las fuerzas ucranianas, eso habla de las repetidas declaraciones de Putin de 'desmilitarizar Ucrania'. El cambio de régimen vendría después. Si las tropas rusas van a las ciudades, donde probablemente no hay fuerzas ucranianas, eso sugiere un objetivo diferente". La cuestión crítica que podría determinar el destino de la guerra es si las fuerzas ucranianas pueden organizar una retirada estratégica para evitar el cerco o encontrar una línea de repliegue desde la que puedan resistir con éxito o retrasar el avance ruso hacia el oeste, dijo Michael Kofman, principal investigador científico de CNA, un think-tank con sede en Estados Unidos. "Cuantitativa y cualitativamente, Rusia tiene una considerable supremacía aquí. Los ucranianos se enfrentan a una situación sombría", dijo Kofman. "No deberíamos sorprendernos por los primeros avances terrestres rusos, ya que la cuestión es cuándo decidirán las fuerzas ucranianas mantener la línea". Un objetivo secundario será asegurar la costa de Ucrania con un asalto a Odesa, según los analistas, aprovechando los grandes despliegues navales de Rusia. Rusia cerró el acceso al Mar de Azov, la parte del Mar Negro entre Crimea y el este de Ucrania, y los funcionarios occidentales dijeron que era probable que fuera imposible que Turquía accediera a una petición de Kiev para cerrar el Bósforo a posibles refuerzos o reabastecimientos navales rusos. Hasta ahora no ha habido pruebas de que el ataque ruso haya ido acompañado de una ola de ciberataques dirigidos para paralizar las redes de suministro eléctrico y de comunicaciones de Ucrania, como habían anticipado anteriormente las capitales occidentales. La inteligencia compartida entre los aliados de la OTAN sugiere que, a mediano plazo, Putin podría necesitar unos 600.000 soldados en Ucrania para hacer frente tanto a una fuerte defensa inicial de las fuerzas armadas ucranianas como para reprimir una guerra de guerrillas de los combatientes de la resistencia una vez capturado el Estado. "Sospecho que será una operación de parada: dos o cuatro días de avance, pausa y recuperación para evaluar la situación, tanto militar como política", dijo Mathieu Boulègue, investigador del programa Eurasia de Chatham House. "Los próximos pasos dependen del número de bajas aceptables para los militares, pero eso es una decisión interna de Rusia". "Parece un enfoque maximalista, pero podría ser una estrategia de engaño para simplemente tomar el Donbás", continuó, refiriéndose a la región oriental de Ucrania ocupada por los separatistas respaldados por Rusia. "[La] pregunta importante es: ¿cuál es el juego final, la estrategia de terminación de la guerra, cómo será el mapa de Ucrania al final de todo?"