Occidente se equivoca al asumir que el mundo está de acuerdo con su postura hacia Ucrania

Una de las frases que se escuchan con más frecuencia en Washington es que Rusia está ahora globalmente aislada, siendo China el principal prevaricador. EE.UU. corre el riesgo de dejarse seducir por sus propias relaciones públicas. La reacción del mundo a la invasión rusa a Ucrania es mucho más compleja que eso. Desde el 24 de febrero, Occidente se galvanizó para mostrar más unidad que en años anteriores. Sin embargo, la mayor parte del mundo está al margen esperando a ver qué rumbo toma el conflicto. Occidente confunde su propia unidad con un consenso global. En la votación de la ONU a principios de este mes, 141 Estados miembros condenaron la flagrante violación del derecho internacional por parte de Vladimir Putin y sólo cinco naciones apoyaron a Rusia. Además, muchos de los que están nominalmente en contra de Rusia están cubriendo sus apuestas. Arabia Saudita está considerando la solicitud de China de que se le pague en yuanes por su petróleo. Eso ayudaría a socavar el poder del dólar estadounidense. Uno de los motivos de los EAU para rehabilitar a al-Ásad es que Joe Biden, está presionando para reactivar el acuerdo nuclear con Irán, país que provoca el pánico a nivel regional, lo cual liberaría más petróleo en el mercado mundial. Incluso en Israel el primer ministro Naftalí Bennett ha sido visiblemente imparcial. Todo esto puede parecer académico dentro de unos meses si Ucrania sigue humillando a Rusia y Occidente puede mantener su unidad. A todos les gustan los ganadores y los países que están cubriendo sus apuestas probablemente se inclinarían de nuevo hacia Occidente. Los grandes abstencionistas, como India, que ha cuadruplicado sus importaciones de petróleo de Rusia con descuento en comparación con esta época del año pasado, ajustarían su postura. Occidente tiene la tendencia a reclamar el liderazgo moral. Esto genera tres problemas. En primer lugar, es hipócrita. La opinión pública estadounidense le prestó poca atención a la horrible carnicería en Siria, de la cual al-Ásad es el principal culpable. Aunque Alemania acogió a un millón de refugiados en 2015, la mayor parte del resto de Occidente no hizo lo mismo. Lo que Rusia le está haciendo a Ucrania es una barbaridad. Pero muchos en el mundo musulmán, en particular, piensan que EE.UU. practica una doble vara. Miles de civiles murieron en Irak y Afganistán a causa de las bala estadounidenses, (aunque no eran objetivos deliberados, a diferencia de Ucrania). Un segundo punto es que Occidente está equivocado al asumir que sus valores son universales. Esta semana, EE.UU. calificó de genocidio lo que Myanmar le hizo a su minoría rohinyá. India es una democracia y Myanmar es su vecino. Aún así, Narendra Modi, el primer ministro nacionalista hindú de India, sólo hizo protestas simbólicas y su país apenas acogió a una pequeña fracción de los refugiados musulmanes. Una tercera cuestión es que gran parte del mundo está resentido por las sanciones occidentales. A excepción de las exportaciones de combustible a Europa, Occidente se ha desvinculado en gran medida de Rusia en un mes. Pero también les ha recordado a otros la capacidad de Occidente para castigar a aquellos con quienes no está de acuerdo. En este caso, es muy difícil alegar que Occidente está equivocado. Putin no sólo representa una amenaza mortal para los valores democráticos, sino que también está exaltando la ley de la selva. No es de extrañar que tantos países pequeños condenaran a Rusia en la ONU. La respuesta del público occidental a la invasión es admirable. Cuanto más comprendan los gobiernos occidentales cómo los ven grandes partes del mundo, más capaces serán de practicar una diplomacia efectiva.

Occidente se equivoca al asumir que el mundo está de acuerdo con su postura hacia Ucrania

En la votación de la ONU a principios de este mes, 141 Estados condenaron la invasión rusa, cinco apoyaron a Vladimir Putin, pero 35 se abstuvieron, lo que supone casi la mitad de la población mundial

Edward Luce

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