El mundo no solo mira a la Argentina si precisa trigo y soja. El país sudamericano ha devenido en el primer exportador mundial de un

commodity

internacional de gran valor: jugadores de fútbol.

El año pasado, exportó 2404 jugadores, según informa Euroamericas Sport Marketing, que hace el seguimiento del fenómeno. Muchos eran jugadores jóvenes con deseos de imitar a Lionel Messi, el impresionante delantero. Barcelona lo compró cuando el argentino, que ganó el título de mejor jugador por dos años consecutivos, tenía solo trece años.

Gerardo Molina, director ejecutivo de Euroamericas, afirma que la transferencia de jugadores argentinos aumentó en un 800% durante los últimos cinco años y llegó a los 425 millones de euros en 2010. Nada mal para un país que no gana un Mundial desde 1986.

El año pasado, Brasil, que fue campeón cinco veces y, tradicionalmente, es el exportador mundial líder de jugadores, vendió al exterior 1674 futbolistas por 326 millones de euros.

Entre los pases caros se cuenta la venta de Sergio Agüero que Independiente hizo en 2006 al Atlético Madrid por 23 millones de euros y la transferencia al Real Madrid que Boca le dio, ese mismo año, a Fernando Gago, a cambio de 20 millones de la moneda europea. El año pasado, el Benfica de Portugal le compró a Boca Juniors a Nicolás Gaitán por cerca de 8 millones de euros.

El 80% de los futbolistas argentinos, que perfeccionaron sus talentos en más de 1200 academias privadas de balompié, terminó en los mejores equipos de Europa (España, Italia, Holanda, Francia, Alemania e Inglaterra). Cerca de sesenta y nueve jugadores del país del cono sur estaban en clubes que, el año anterior, habían ganado los campeonatos [locales o regionales] u otros premios.

Pero el 13% de los contratos fueron para las ligas menores, como por ejemplo, las de Rusia y Grecia. Molina explica que la Argentina también le vendió jugadores a los países árabes, a Croacia, a Rumania y a Vietnam, al igual que los cuatrocientos cincuenta que envió a los Estados Unidos durante los últimos dos años.

Los jugadores de la Argentina son muy apreciados en Europa no solo por su habilidad para manejar la pelota. En una tierra surgida de la inmigración, muchos cumplen los requisitos para solicitar un pasaporte europeo, lo que significa que no quedan comprendidos entre los cupos para futbolistas extranjeros que se les imponen a los clubes.

No obstante, el éxodo no es una buena noticia para los fanáticos de la liga local argentina, donde quince de los diecinueve clubes, incluso los legendarios Boca Juniors y River Plate, están en rojo. Combinan pérdidas por cerca de 1.250.000 pesos y, por ello, los clubes porteños no pueden competir contra las remuneraciones [de Europa], además de que allí es bastante inusitado hallar contratos de patrocinio del tipo que demostró ser tan lucrativo en el viejo continente.

Aun cuando [el saber popular pregone que] el hogar está donde estén los afectos, Molina sostiene: “ se puede contar con los dedos de la mano” la cantidad de jugadores que regresaron a la Argentina después de que los vendieran al exterior.

Traducción: María Eugenia García Mauro