Muchas veces escuché a los dirigentes políticos hacer una pausa, bajar la voz, fruncir el ceño y decir: "Ahora no es el momento de ser complacientes". Siempre son palabras de precaución bienintencionadas. Pero para que tengan algún sentido, los funcionarios también deberían identificar los momentos en los que los riesgos son menores de lo habitual y un poco de complacencia aligeraría el ambiente. Ahora podría ser ese momento. Los rebeldes hutíes han amenazado a los buques que, según ellos, están vinculados a partidarios de Israel, lo que ha provocado una fuerte caída del transporte marítimo de contenedores por el Mar Rojo desde principios de diciembre. Las navieras prefieren la ruta más larga alrededor de África a los riesgos de navegar cerca de la costa de Yemen, con el último ataque la semana pasada a un buque de mercancías registrado a nombre de una empresa británica. Esto añade costos significativos en tiempo y combustible. Según Drewry, asesores de la cadena de suministro, el precio del transporte de un contenedor de tamaño estándar desde Shanghai a Rotterdam se ha más que triplicado, pasando de u$s 1442 a mediados de diciembre a u$s 4984 a finales de enero. Esto repercutirá en la inflación. Pero es importante situar las cosas en su contexto. Esto no se parece en nada a las pesadillas de la cadena de suministro de 2021 y 2022 que alimentaron el peor episodio inflacionario de los últimos 40 años. Algunas navieras chinas siguen utilizando tranquilamente la ruta del Mar Rojo. En 2021, el precio equivalente del transporte marítimo de contenedores superó los u$s 14.000 y eso tuvo poco que ver con los seis días que el Ever Given estuvo atascado en el Canal de Suez tras encallar. La demanda desenfrenada de bienes a medida que las economías se abrían tras una ola de Covid-19 y los consumidores evitaban los servicios cara a cara fue la principal culpable. No fue sólo el precio del transporte -aproximadamente el 1,5% del precio final de los bienes de consumo, según Goldman Sachs-, sino los propios productos los que subieron de precio. Joseph Briggs y Giovanni Pierdomenico, de Goldman Sachs, estiman que el aumento de los costos de transporte provocado por los ataques de los hutíes elevará la inflación mundial a fines de 2024 en 0,1 puntos porcentuales, con un incremento ligeramente superior, de algo más de 0,2 puntos porcentuales, en Europa. Esto es, francamente, poco más que un error de redondeo en la medición de la inflación. Las recientes mediciones de los aumentos de precios en el Reino Unido, Europa y Estados Unidos han sido inferiores a las previsiones en más de esa cifra. El otro factor clave de la inflación europea fue la crisis del suministro de gas natural en 2022, cuando Rusia explotó su posición tras la invasión de Ucrania. Con la disminución del suministro durante el verano europeo, los precios del gas mayorista subieron de unos 28 euros por megavatio hora (MWh) en junio de 2021 a un pico de más de 330 euros por MWh en agosto de 2022. Ahora, el precio al contado vuelve a estar por debajo de los 30 euros, y los futuros cargamentos de gas natural para Europa se ofrecerán el próximo invierno boreal a 34,6 euros el MWh. Estas tarifas están muy por debajo de los niveles utilizados en las proyecciones de inflación del Banco Central Europeo de diciembre pasado. Dos razones explican la calma del precio de los futuros del gas en Europa. En primer lugar, una caída continuada de la demanda de gas en todo el continente y, en segundo lugar, un aumento masivo de la oferta, sobre todo desde EE.UU. Según S&P Global, la Unión Europea importará 45 millones de toneladas métricas de gas natural licuado (GNL) de EE.UU. en 2023, frente a los 15,8 millones de 2021. Es poco probable que la decisión del presidente Joe Biden de suspender la aprobación de nuevas terminales de exportación de GNL estadounidenses la semana pasada cambie el panorama. Por tanto, la acción de los hutíes ha provocado un pequeño aumento de los costos de transporte en comparación con los últimos tres años. Esto se produce en un momento de moderación de la demanda mundial de mercancías. Se avecina un exceso de opciones para el transporte de mercancías, petróleo y gas. Existe, por supuesto, la posibilidad de que una gran guerra en Medio Oriente cierre el paso a través del Golfo de Omán, pero éste ha sido un riesgo durante los últimos 50 años. Así que puedo advertir sobre peligros reales en el futuro: ahora es el momento de ser complacientes sobre los riesgos económicos de los hutíes.