China ordenó a sus bancos apuntalar los proyectos de infraestructura de gobiernos provinciales insolventes, en otro intento por impulsar una economía y postergar el tratamiento de la creciente deuda acumulada en los últimos seis años.
Las autoridades le pidieron a las instituciones financieras que sigan otorgando préstamos a los proyectos de los gobiernos locales iniciados antes de fines del año pasado. También solicitaron que cualquier obra que no esté en condiciones de cancelar créditos existentes debe tener la posibilidad de renegociar su deuda.
La directiva, emitida en conjunto por el Ministerio de Finanzas, el regulador bancario y el banco central, subraya los desafíos que enfrenta China mientras intenta lidiar con el enorme volumen de deuda que dejaron sus políticas de estímulo posterior a la crisis.
El texto prohibe explícitamente que las instituciones quiten o retrasen financiamiento a proyectos de gobiernos locales.
Los analistas afirman que la decisión equivale a una política oficial de "prorrogar y fingir" que la deuda de gobiernos locales estimada en u$s 3,5 billones será cancelada.
"Es probable que la mayor parte de la deuda de gobiernos locales en China tenga un problema de solvencia, pero a Beijing le gusta fingir en cambio que tienen un problema de liquidez y que los bancos sigan otorgando préstamos con la inútil esperanza de que los deudores algún día podrán pagar", aseguró Chen Long, economista para China de Gavekal Dragonomics. "Esto se parece poco a la situación de Grecia la UE le sigue prestando a Grecia con la esperanza de que un día la economía se recupere y esta deuda se pague", agregó.
Tras la crisis financiera global China lanzó un enorme programa de estímulo descripto entonces por los economistas como la flexibilización monetaria y fiscal más grande de la historia. La mayor parte del estímulo tomó forma de créditos otorgados por bancos estatales, que canalizaban los préstamos a subsidiarias de autoridades locales conocidos como "vehículos de financiamiento a gobiernos locales".
Con la aprobación de Beijing, esas entidades estuvieron autorizadas a evadir normas que técnicamente prohibía a los gobiernos locales ser deficitarias. Además, ese financiamiento les permitió iniciar incontables proyectos de infraestructura.
