

El desánimo y la melancolía pueden invadir a las personas cuyo candidato no fue elegido en los comicios, especialmente en Venezuela, donde la polarización es más evidente.
Según un informe de BBC Mundo, en Estados Unidos, la decepción postelectoral tiene incluso su denominación específica como trastorno: Síndrome de Estrés Traumático Postelectoral (PESTS, por sus siglas en inglés). Los expertos aseguran que, tras la derrota de su candidato preferido, una persona puede sentirse invadida por una suerte de desánimo ante la vida, falta de confianza en las instituciones electorales, cierta indignación o rabia, y también apatía.
Algunos psicoanalistas van más allá y comparan el síndrome postelectoral con la sensación de tristeza colectiva tras una tragedia. Sin embargo, en el caso de las elecciones, se da la particularidad de que mientras una parte de la sociedad está de duelo, la otra está triunfante, lo que agrava la depresión de quienes fueron derrotados.
Esto hace que, a menudo, los perdedores recurran a la acción inmediata y emprendan actividades de protesta, sobre todo en el caso de países polarizados o cuando el resultado electoral es muy ajustado.
Pero los psicólogos aseguran que el síndrome de la derrota postelectoral no persiste durante largo tiempo
El profesor de psicología social Allen McConnell, de la Universidad de Miami en Ohio, indicó que, generalmente, cuando las personas piensan en acontecimientos que pueden darles mucha felicidad o mucha tristeza, tienden a sobreestimar la intensidad de esos sentimientos y su duración.
Quienes hayan votado por el candidato derrotado estarán seguramente tristes y molestos, pero no se dan cuenta de lo rápido que lo superarán, cuando empiecen a preocuparse de nuevo por las cosas del día a día, que no tienen nada que ver con las elecciones presidenciales, añadió.
Aún así, no se debe presionar a las personas que están apesadumbradas por las elecciones para que salgan de ese ciclo, opinó el doctor Alan Steinbach, de la Universidad de California en Berkeley. Quienes sufren este síndrome se pueden sentir frágiles y cínicos, y que decirles que tienen que superarlo y seguir adelante con sus vidas puede ser contraproducente, dijo.
En opinión de Allen McConnell, no se puede hacer mucho de antemano, excepto recordarles que la vida sigue.
Afortunadamente, hay un mensaje positivo, señaló Steinbach. Los pacientes que se recuperan del PESTS renacen más sabios, energéticos, y más activos políticamente.









