

El testamento es una herramienta para disponer del patrimonio tras la muerte, pero su existencia o el hecho de que alguien figure en él no garantiza recibir bienes. En España, se establecen límites que protegen a ciertos herederos y contempla situaciones en las que la voluntad del testador no se cumple de manera literal.
Existen casos concretos en los que un heredero nombrado puede quedarse sin nada, ya sea por normas de protección a los herederos forzosos, por situaciones de incapacidad legal, por la renuncia a la herencia o incluso por la invalidez del propio testamento.
La protección legal de los herederos forzosos
El Código Civil español protege a los herederos forzosos, que son los descendientes, los ascendientes y, en algunos casos, el cónyuge viudo. Estos tienen derecho a la legítima, parte mínima de la herencia que el testador no puede disponer libremente. Si el testamento intenta despojarles de esa porción, esa disposición será nula respecto a la legítima.

Por ejemplo, si un hijo aparece en el testamento, pero se le excluye de los bienes que corresponderían a su legítima, puede impugnar el testamento por preterición. La preterición intencional, cuando el testador conocía al heredero forzoso y voluntariamente lo dejó fuera, permite que ese heredero reciba lo que la ley le garantiza.
Motivos por los que un heredero puede quedar fuera
Existen casos en los que, aunque alguien figure en un testamento, no podrá heredar porque ha fallecido antes que el testador, lo que hace que su derecho a heredar desaparezca.
En esas situaciones, entran en juego las reglas del derecho a acrecer o la sucesión que marque la ley. También puede suceder que el heredero renuncie formalmente a la herencia ante notario, lo que le excluye automáticamente de cualquier derecho sobre los bienes asignados.
Otra circunstancia habitual es la incapacidad legal para suceder o la existencia de una causa de indignidad. Esto ocurre, por ejemplo, cuando el heredero incurre en conductas graves contra el testador o contra la familia directa, y la justicia lo reconoce como motivo para impedirle heredar.
Situaciones que pueden anular la herencia
Además de los supuestos anteriores, hay escenarios menos evidentes en los que un heredero nombrado en el testamento tampoco llega a recibir nada. Uno de ellos es la falta de institución válida de heredero.
Si el documento no señala de manera clara y legalmente válida quién hereda, o si la persona nombrada no reúne los requisitos legales, la disposición puede quedar sin efecto.

También es posible que el propio testamento sea declarado nulo. Esto puede suceder si se demuestra que el testador no tenía capacidad para otorgarlo, que hubo vicios de forma en su redacción o que el acto estuvo condicionado por violencia, error o falsedad. En tales casos, los herederos nombrados no heredan por esa vía.
Otra situación frecuente ocurre cuando los herederos no aceptan ni renuncian a la herencia en los plazos y formas que marca la ley. El incumplimiento de esos requisitos puede acarrear la pérdida del derecho, dejando a los designados fuera de la sucesión.














