

En un contexto de envejecimiento poblacional y presión sobre las arcas públicas, el Gobierno de España ha intensificado las medidas para asegurar que las jubilaciones y pensiones se otorguen y mantengan conforme a las normativas vigentes.
Esta iniciativa busca garantizar la equidad y sostenibilidad del sistema, evitando fraudes y asegurando que las prestaciones lleguen a quienes realmente las necesitan. A partir de 2025, los beneficiarios deberán cumplir estrictamente con ciertos requisitos para conservar su derecho a percibir estas prestaciones.
En el caso de que estas condiciones no se cumplan, existe la posibilidad de suspensión o incluso la cancelación definitiva de la pensión.

Requisitos esenciales para mantener la pensión
Uno de los requisitos fundamentales es haber cotizado un mínimo de 15 años al sistema de la Seguridad Social, de los cuales al menos dos años deben haberse cotizado en los 15 años anteriores a la solicitud de la pensión. Este criterio es indispensable para acceder a una pensión contributiva, aunque con este período de cotización solo se tiene derecho al 50% de la base reguladora.
Además, para jubilarse a los 65 años con el 100% de la pensión, es necesario haber cotizado al menos 38 años y tres meses. En caso de no alcanzar este período, la edad ordinaria de jubilación se sitúa en 66 años y ocho meses en 2025.
Declaración de ingresos y límites establecidos
Otro aspecto crucial es la declaración de ingresos anuales. En 2025, los beneficiarios de pensiones no contributivas no podrán superar los 7.905,80 euros anuales para mantener su derecho a la prestación. Superar este umbral puede resultar en la suspensión de la pensión.
Asimismo, es obligatorio notificar cualquier cambio en la situación personal o económica que pueda afectar al derecho a percibir la pensión. Esto incluye cambios en el estado civil, convivencia, ingresos o patrimonio. La omisión de esta información puede ser considerada fraude y conllevar sanciones.
Modalidades de jubilación y sus implicaciones
El sistema español ofrece diversas modalidades de jubilación que se adaptan a las circunstancias de cada trabajador. La jubilación anticipada permite retirarse hasta dos años antes de la edad ordinaria, siempre que se hayan cotizado al menos 35 años, con una reducción proporcional en la pensión.
Por otro lado, la jubilación parcial permite reducir la jornada laboral y combinar el salario con una parte de la pensión. Esta modalidad requiere tener al menos 60 años en el caso de mutualistas, o 64 años y cuatro meses con 33 años cotizados para el resto de las profesiones.
La jubilación demorada incentiva a los trabajadores a prolongar su vida laboral más allá de la edad ordinaria, ofreciendo un aumento del 4% en la pensión por cada año adicional trabajado.

Consejos para evitar la pérdida de la pensión
Para evitar la suspensión o cancelación de la pensión, es fundamental:
Mantener actualizada la información personal y económica en la Seguridad Social.
Cumplir con los requisitos de cotización y edad establecidos para cada modalidad de jubilación.
Declarar cualquier ingreso adicional que pueda afectar al derecho a la pensión.
Consultar con profesionales en caso de dudas sobre la normativa vigente.
La Seguridad Social ha reforzado los mecanismos de control para detectar irregularidades y garantizar que las pensiones se otorguen de manera justa y equitativa. Es responsabilidad de cada beneficiario mantenerse informado y cumplir con las obligaciones establecidas para asegurar la continuidad de su prestación.















