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El fondo estadounidense Lone Star lo tiene claro. Quiere desprenderse de su participación del 75% (el 25% restante está en manos del Estado portugués) de Novo Banco, la cuarta entidad financiera de Portugal. Pero lo que no tiene tan claro es la manera de hacerlo. De ahí que en la zona noble de la entidad se esté debatiendo si conviene llevar a cabo la desinversión a través de una salida a Bolsa, que rondaría entre el 20 o 30% del capital, o la venta a un tercero.

Apuntados a esta última opción, aparecen, en primera línea, CaixaBank y Banco Santander. Lo cierto es que cualquiera de estas dos alternativas preocupa a las autoridades lusas al considerar que la presencia de la banca española en el país ya es demasiado importante, por lo que la adquisición de Novo Banco por un rival español podría provocar una excesiva concentración del mercado en bancos de un solo país, de acuerdo al ministro portugués de Hacienda, Joaquim Miranda Sarmento.

Pero antes repasemos la historia. Novo Banco, que nació en 2014 tras la quiebra del otrora todo poderoso Banco Espiritu Santo (BES), que se vio obligado a recibir un rescate de 5000 millones de euros por la exigencia del supervisor de que aumentase su capital tras la revelación de posibles pérdidas en préstamos vinculados a empresas del Grupo Espirito Santo, de propiedad familiar. Hecho que provocó uno de los mayores escándalos en el ámbito empresarial portugués.

En 2017, el banco central portugués transfirió a Novo Banco sus activos buenos, momento en que Lone Star acordó inyectar 1000 millones de euros al adquirir su participación mayoritaria en el banco. En 2021, la entidad mostró por primera vez ganancias. Tres años más tarde, en 2024, obtuvo un resultado neto de 744,6 millones.

Así, ya en con números azules consolidados, el fondo, especializado en adquirir compañías en dificultades, comenzó a evaluar su salida de Novo Banco para cerrar su plan de negocio con las correspondientes plusvalías. Así fue cómo, en noviembre pasado, Banco Santander hizo saber su interés por la entidad. Aunque aclaró, en boca del consejero delegado de Santander Trotta, Pedro Castro Almeida, "que una posible operación dependería del precio".

"Es una cuestión de oportunidad y de precio. Así que estamos aquí para estudiar todas las oportunidades", afirmó el CEO por aquellos días de noviembre.

Con todo, la entidad que preside Ana Botín envió al mercado señales lo suficientemente directas como para concluir que Banco Santander estaría perdiendo interés por hacerse con la mayoría de Novo Banco. O, lo que es casi lo mismo, se retira del negocio.

CaixaBank entra en la pugna

El paso atrás que estaría sopesando dar la entidad cántabra, deja, dentro de los bancos españoles, a CaixaBank como el único representante en la pugna por Novo Banco, que se las tendrá que ver con el grupo francés BPCE y el estatal banco portugués Caixa Geral de Depósitos, opción del gusto del Gobierno porque aseguraría la consolidación del Estado como inversor de referencia en el sector.

En concreto, se estaría hablando de una transacción que podría oscilar entre los 3000 y 7000 millones de euros, según publica la prensa especializada.

El interés de los catalanes por la participación de Lone Star se explica por el hecho de que CaixaBank compró, en 2027, Banco BPI, franquicia en el mercado luso del Banco de Pagos Internacionales con sede en la ciudad suiza de Basilea. La unión de ambas entidades permitiría al banco que lidera Tomás Muniesa duplicar su volumen, ya que alcanzaría una red de sucursales unificada de unas 600 oficinas y un 20% del mercado.

La radiografía del mercado bancario de Portugal muestra una fuerte consolidación. Sólo hay que ver que las cinco principales entidades financieras portuguesas, entre los que se encuentran la estatal Caixa Geral de Depósitos, Millennium y la controlada por CaixaBank, Banco BPI, controlan más del 80% de los activos bancarios del país.

La oposición del ministro de finanzas

A Joaquim Miranda Sarmento, no le gusta la excesiva dependencia de España en el sector bancario de su país y considera que la adquisición de Novo Banco por parte de un banco español sería contraria a los intereses de Portugal.

El ministro de Finanzas en funciones dijo en declaraciones a la emisora RTP que "es de interés para el país que no haya una excesiva dependencia o concentración de nuestro sector bancario en manos de bancos de un solo país como España".

Para enseguida añadir que corresponde al accionista mayoritario, Lone Star, decidir si sacar a bolsa el banco o venderlo. Si bien el 25% restante está en manos de un fondo de resolución financiado por los bancos portugueses y el Estado, esta participación no permite al Estado bloquear la operación, aunque sería difícil cerrarla sin su aprobación, admiten los expertos.

Que los portugueses intentarán evitar que los bancos españoles ganen peso en su país, también quedó en evidencia cuando el mes pasado el director general de Caixa Geral de Depósitos (CGD), Paulo Macedo, declaró que el mayor banco de Portugal estaba considerando la posibilidad de comprar otra entidad para preservar su liderazgo en el mercado frente a la expansión de los bancos extranjeros, "en particular los españoles".

Es evidente que si el CGD presentara una oferta solo o junto con otro banco por Novo Banco, el Estado portugués apoyaría la operación. Al igual que haría el Gobierno español en una situación semejante, como ya quedó demostrado.