

El estudio de un cráneo y una mandíbula hallados en la cueva de Tron Bon Lei, en la isla de Alor (Indonesia), ha abierto nuevas perspectivas sobre las costumbres funerarias en el sudeste asiático.
La investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences , sugiere que hace más de 11.000 años se practicaban técnicas de momificación por medio del ahumado, lo que adelantaría en miles de años la cronología conocida de este tipo de rituales.
Los restos humanos analizados, pertenecientes a un individuo masculino adulto, presentan modificaciones en la estructura ósea que apuntan a un proceso artificial de conservación. Según los expertos, las alteraciones no corresponden únicamente a causas naturales, sino que responden a prácticas culturales orientadas a preservar el cuerpo tras la muerte.
El hallazgo resulta especialmente relevante porque hasta ahora la evidencia más temprana de momificación conocida provenía de contextos mucho más recientes, como Egipto. La posibilidad de que estas técnicas surgieran en el sudeste asiático refuerza la idea de que los rituales mortuorios evolucionaron de manera independiente en diferentes partes del mundo.

Ritual de la momificación: qué descubrieron de esta costumbre
El cráneo y la mandíbula fueron recuperados en un contexto arqueológico que data del Holoceno temprano. El análisis detallado de los restos reveló marcas en la superficie ósea que coinciden con las características producidas por la exposición prolongada al humo.
Estas huellas indican que el cuerpo habría sido sometido a calor y humo controlado con el fin de ralentizar su descomposición. La singularidad de este hallazgo radica en que constituye la evidencia más antigua hasta la fecha de una práctica funeraria de momificación, lo que modifica de manera sustancial la comprensión de los ritos mortuorios prehistóricos.
Ritual de la momificación: cómo se llevó a cabo la investigación
El estudio combinó métodos osteológicos tradicionales con técnicas avanzadas de análisis microscópico. Los investigadores examinaron la textura del hueso y las posibles alteraciones producidas por factores ambientales, descartando causas naturales como la descomposición en suelos húmedos o el desgaste postdeposicional.
A través de esta aproximación interdisciplinaria, se pudo determinar que las modificaciones observadas correspondían a un tratamiento intencional aplicado poco después de la muerte. El trabajo se enmarca dentro de un proyecto más amplio que explora la diversidad cultural en las islas del sudeste asiático durante el Holoceno temprano.

Ritual de la momificación: qué revela este descubrimiento
Los resultados sugieren que la momificación pudo ser una práctica extendida en comunidades cazadoras-recolectoras de la región, varios milenios antes del desarrollo de sociedades agrícolas complejas. Esta conclusión cuestiona la idea de que los rituales funerarios elaborados surgieron únicamente en contextos sedentarios y jerarquizados.
Además, el hallazgo permite ampliar el panorama sobre la manera en que los grupos humanos del sudeste asiático concebían el tránsito entre la vida y la muerte. Para los arqueólogos, este tipo de evidencias ofrece claves valiosas para entender no solo la antigüedad de la momificación, sino también la diversidad cultural de las sociedades prehistóricas.















