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El próximo 27 de octubre de 2024, España vivirá el tradicional cambio de hora, pasando del horario de verano al horario de invierno. A las 3:00 a.m., los relojes deberán retroceder una hora, es decir, marcarán las 2:00 a.m. nuevamente, lo que permitirá disfrutar de una hora extra de sueño. Aunque los dispositivos digitales suelen hacer el cambio automáticamente, los relojes analógicos necesitarán ser ajustados manualmente para evitar sorpresas al despertar al día siguiente.

Este cambio de horario, que se realiza dos veces al año, es parte de una medida establecida por la Unión Europea para aprovechar al máximo las horas de luz natural y reducir el consumo energético. Sin embargo, la controversia en torno a los beneficios y consecuencias del ajuste persiste. A pesar de esto, el cambio seguirá vigente hasta, al menos, el 2026, según lo establecido en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Impacto en la salud y el sueño

El ajuste al horario de invierno no está exento de efectos en el cuerpo. Retrasar el reloj afecta nuestro ritmo circadiano, el cual regula el ciclo de sueño y vigilia según la exposición a la luz solar. Aunque ganar una hora de sueño parece positivo, expertos de la Asociación Española de Pediatría advierten que este cambio puede provocar desajustes hormonales y aumentar la fatiga y la irritabilidad en las semanas posteriores al ajuste.

Los niños y las personas mayores son los más afectados por estos desajustes. Además, algunos estudios señalan que durante los días posteriores al cambio de hora hay un aumento en la cantidad de accidentes de tráfico y problemas de concentración, lo que genera un debate sobre la efectividad de esta medida en la actualidad.

Motivos detrás del cambio de hora

El origen del cambio de hora se remonta a medidas de ahorro energético propuestas durante las Guerras Mundiales. En España, el horario actual se adoptó oficialmente en 1981, siguiendo la normativa europea. La idea original era aprovechar mejor las horas de luz natural y reducir el uso de iluminación artificial, lo que sigue siendo una de las principales razones detrás de su implementación.

Sin embargo, en los últimos años se ha cuestionado su impacto real en el ahorro energético, sobre todo debido al uso generalizado de tecnología más eficiente. A pesar de estas críticas, la medida sigue aplicándose en la mayoría de los países de la Unión Europea, aunque algunos ya han comenzado a discutir la posibilidad de eliminar los cambios de hora estacionales.

Próximos cambios y futuro del horario

El próximo cambio de hora será en marzo de 2025, cuando volveremos al horario de verano. Según la normativa vigente, esta será una constante hasta al menos el 2026, año en el que se revisará la necesidad de continuar con esta práctica. En caso de eliminarse, los países europeos deberán elegir si adoptan permanentemente el horario de verano o el de invierno.

Mientras tanto, es recomendable estar atentos a este próximo ajuste y asegurarse de que todos los dispositivos estén correctamente configurados. Para la mayoría de nosotros, será una oportunidad de descansar un poco más y adaptarnos a los días más cortos que trae el invierno.