Alrededor del mundo existen diferentes tradiciones de Navidad, las cuales pueden parecer extrañas a los ojos de otras personas. En Noruega se ocultan las escobas para evitar que las brujas y los malos espíritus invadan las casas en Nochebuena, mientras que en Guatemala queman figurines de Satanás para celebrar la victoria del bien sobre el mal.
Aquí en España también tenemos folklores que cambian de una Comunidad Autónoma a otra. Uno de los más antiguos y más extraños tiene lugar en Cataluña y en Aragón: la tradición de "fer cagar al tió" o "hacer cagar al tió".
Qué es el Caga Tió
Esta antigua tradición catalana consiste de romper un tronco (tió en catalán), el cual es adornado con ojos, cejas, nariz, dos patas delanteras, una barretina y una manta "para que no coja frío". Al inicio del Adviento, los niños y niñas dejan platos de comida frente a él para que se alimente; en la mayoría de los casos, son las sobras de las comidas, aunque en algunas comarcas se le deja cáscaras o restos de frutas. Esto hace que el tió "engorde" y deje regalos generosos.
En Nochebuena o en Navidad, la familia se reúne alrededor del tronco, el cual se rompe con un bastón hasta que quede al descubierto su interior. Allí se suele encontrar turrones, barquillos, dulces y, en ocasiones, pequeños juguetes. Durante el momento de los golpes, los niños y niñas suelen cantar una pegadiza canción
En Aragón, su nombre es "Tronca de Nadal". Existen tradiciones similares en Occitania (Cachafuòc, Cachofio o Soc de Nadal), Galicia (tizón do Nadal) y el Reino Unido (yule log).
La historia del Caga Tió
La leyenda cuenta que en una masía de Sant Quintí de Mediona, unos mozos se calentaban en el hogar. En un momento, desde la chimenea escucharon una voz que decía "¡Ay, que bajo! ¡Ay, que bajo!". Divertidos, los mozos respondieron que bajara, lo cual hizo que un tronco grueso grueso cayera por la chimenea. Esto ocurrió cinco veces más y, tras ser apartados por los mozos, los troncos se transformaban en un pequeño hombre, el cual le reveló al dueño de la masia la existencia de un tesoro. Este debía ser entregado a una mendiga, la cual se presentaría al día siguiente por la mañana. Tras cumplir, la masia experimentó fortuna y suerte para siempre.
El Tió de Navidad tiene su origen en tiempos precristianos, y se realizaba para honrar a los antepasados. Originalmente, el regalo del tronco al arder era la luz y el calor necesarios para pasar el crudo invierno rural. Según Josefina Roma, profesora emérita de Antropología en la Universitat Autònoma de Barcelona, "los antepasados tomaban la parte espiritual de los alimentos, mientras que la otra parte quedaba para que los descendientes puedan comerlos, sobre todo los niños".
Hoy en día, el Tió es decorado con una cara y se le ponen dulces en su interior. Tradicionalmente, no se le colocaban regalos grandes sino chucherías, ya que los primeros se reservaban para el día de Reyes.
La canción del Caga Tió
A lo largo de los años, la canción del Caga Tió ha sido acortada. Pero su versión original es:
Catalán
Caga, tió
ametlles i torró
no caguis arengades
que són massa salades
caga torrons
que són més bons
Caga, tió
ametlles i torró
si no vols cagar
et donaré un cop de bastó
Castellano
Caga, tió
almendras y turrón
no cagues arenques
que son demasiado salados
caga turrones
que son más ricos
Caga, tió
almendras y turrón
si no quieres cagar
te daré un bastonazo