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Los conductores españoles deben saber que desde 2019, la Dirección General de Tráfico ha establecido un límite de velocidad máxima de 90 km/h en carreteras convencionales, con el objetivo de reducir la siniestralidad en estas vías.
Este límite se aplica a turismos, motocicletas, autocaravanas con una Masa Máxima Autorizada inferior a 3.500 kg, autobuses y vehículos derivados de turismos. Sin embargo, no todos los vehículos comparten el mismo límite de velocidad.
Para camiones, furgones y autocaravanas de más de 3.500 kg, así como para vehículos que transporten mercancías peligrosas, la velocidad máxima se reduce a 80 km/h. Además, los ciclomotores y bicicletas tienen un límite de 45 km/h en carreteras convencionales. A la vez, resulta importante recordar que los ciclomotores no pueden circular por autovías o autopistas, mientras que las bicicletas pueden hacerlo, salvo que esté prohibido.
Sanciones por exceder el límite de velocidad establecido por la DGT
Aquellos conductores que no respeten el máximo de velocidad establecido por la DGT percibirán sanciones en sus puntos y multas económicas según los límites infringidos.
- Sin puntos: 100 euros por velocidades de 90 a 120 km/h.
- 2 puntos: 300 euros por velocidades de 110 a 170 km/h.
- 4 puntos: 400 euros por velocidades de 120 a 180 km/h.
- 6 puntos: 500 euros por velocidades de 130 a 190 km/h.
- 6 puntos: 600 euros por velocidades superiores a 130 km/h.
Si se supera en más de 80 km/h el límite en una vía interurbana, se considera un delito, con penas de prisión de 3 a 6 meses, multa de 6 a 12 meses o trabajos comunitarios de 31 a 90 días, además de la suspensión del permiso de conducir de 1 a 4 años.
El impacto de la velocidad en la posibilidad de siniestros
Mayor velocidad implica mayor distancia de detención. A 90 km/h, se requieren 70 metros para detener un vehículo, mientras que a 100 km/h, esta distancia se incrementa a 84 metros, lo que resalta la importancia de mantener siempre la distancia de seguridad. Estas cifras son válidas en condiciones óptimas; en suelo mojado, la distancia aumenta aún más.
También reduce el campo de visión. Un conductor a 65 km/h tiene un ángulo de visión de 70 grados, que se reduce a 42 grados a 100 km/h y a solo 18 grados a 150 km/h, lo que limita la visibilidad al centro de la carretera.
En 2019, la Dirección General de Tráfico disminuyó el límite de velocidad máxima en carreteras convencionales de 100 km/h a 90 km/h para reducir la siniestralidad. Sin embargo, la pregunta es si la medida de reducir la velocidad es suficiente para mejorar la siniestralidad en estas vías
Estrategias Alternativas para Disminuir la Siniestralidad
La velocidad es un factor de riesgo importante en los accidentes de tráfico y en la gravedad de las lesiones, pero no es el único aspecto que las autoridades deben considerar para disminuir la siniestralidad en las carreteras convencionales. En este sentido, algunos consideran que es crucial que el Estado aumente la inversión en el mantenimiento y conservación de las infraestructuras viales.
El Real Automóvil Club de España (RACE) advierte que medidas como la reducción de velocidad pueden desviar la responsabilidad de los accidentes hacia los conductores, mientras que persiste una alarmante falta de mantenimiento y una inversión insuficiente en infraestructuras. Además, disminuir la velocidad puede aumentar los adelantamientos riesgosos y prolongar los tiempos de viaje.
Para el RACE, no hay una velocidad universalmente adecuada; cada tramo requiere estudios específicos para implementar medidas adecuadas. Algunas acciones inmediatas incluyen repintar las vías, mejorar la señalización y utilizar asfalto antideslizante en curvas peligrosas, lo que puede resultar en una significativa reducción de accidentes.