

El primer día del viaje de Estado de los reyes Guillermo y Máxima de los Países Bajos concluyó con un gesto de enorme trascendencia histórica. Durante un banquete oficial en Paramaribo, el monarca expresó un pedido de perdón directo por el pasado esclavista y colonial de su país, una disculpa pronunciada en persona por primera vez en territorio surinamés en medio siglo.
El mensaje reconoció la responsabilidad de los estatúderes y reyes de la Casa de Orange-Nassau y la inacción ante un crimen de lesa humanidad cuyas consecuencias aún resuenan en la región.
En un ambiente solemne y cargado de simbolismo, la presencia de la reina Máxima, quien eligió un estilismo de gala sobrio y elegante, acompañó la intervención de su esposo.
Las palabras del Rey fueron recibidas por representantes de comunidades indígenas y descendientes de esclavos, quienes participaron horas antes en una reunión que marcó un momento clave en la búsqueda de reconocimiento y reparación.
¿Por qué este pedido de perdón marca un antes y un después en la relación entre Países Bajos y Surinam?
El discurso de Guillermo de Holanda adquirió una relevancia particular porque trasladó al ámbito presencial un proceso que, hasta ahora, se había expresado desde la distancia.
Si bien el monarca ya había pedido disculpas en 2023, nunca antes la máxima autoridad de los Países Bajos había pronunciado este mensaje en Surinam, antigua colonia neerlandesa donde la esclavitud dejó profundas heridas sociales y culturales.

Los líderes de las comunidades indígenas y afrodescendientes aceptaron la disculpa, un gesto significativo dada la complejidad de la memoria histórica.
La Casa de Orange-Nassau, según investigaciones promovidas por el propio gobierno neerlandés, obtuvo beneficios millonarios durante la época en la que se explotaban plantaciones de azúcar, cacao, tabaco, café y algodón mediante mano de obra esclavizada. Ese reconocimiento explícito del rol de la monarquía fue central en el discurso del Rey.
El pedido de perdón también puso en valor la importancia de un Estado de derecho capaz de garantizar que arbitrariedades y abusos no vuelvan a repetirse. En su intervención, Guillermo enfatizó la necesidad de asumir la historia con responsabilidad y de impulsar un diálogo que fortalezca las bases democráticas en pleno siglo XXI.
¿Cómo transcurrió la jornada y qué impacto dejó la presencia de los Reyes en Surinam?
El día comenzó con la ceremonia de bienvenida oficial y continuó con reuniones institucionales que incluyeron encuentros con delegaciones locales, una visita a la Asamblea Nacional y la colocación de una ofrenda floral.
Sin embargo, la reunión con descendientes de esclavos e integrantes de pueblos indígenas se convirtió en el punto emocional más significativo antes de la cena de Estado.
La reina Máxima acompañó cada instancia con especial atención. Para el banquete, eligió un vestido vaporoso en tono suave, doble escote en V y una tiara de 27 diamantes, una de las piezas más discretas del joyero real.

Su presencia permitió reforzar el carácter solemne y respetuoso de la jornada. Antes del brindis, el Rey volvió a referirse a la responsabilidad histórica de su dinastía, destacando que la memoria debe sostener un ejercicio honesto de justicia moral.
El viaje continuará este martes con una agenda centrada en iniciativas educativas, sociales y productivas. Los Reyes visitarán fundaciones dedicadas al desarrollo juvenil, instituciones tecnológicas y proyectos comunitarios.
La jornada cerrará con una recepción de agradecimiento en la que participará la cantautora Sabrina Starke, símbolo cultural de los vínculos entre Países Bajos y Surinam. El recorrido busca fortalecer los lazos diplomáticos e impulsar una conversación honesta sobre el pasado y el futuro compartido.









